Salud

La jubilación del Dr. Roca: ¿El final de la medicina rural en peligro?

2024-12-27

Autor: Camila

Antonio Roca se despide de su vida profesional durante estas fiestas navideñas, y con él se apaga una era en la medicina rural valencia. Este reconocida médico de familia cierra su consulta después de casi 45 años de dedicación, 38 de ellos atendiendo a sus pacientes en su hogar en Beniarjó, un pequeño municipio que ha sido su hogar y su comunidad.

Roca es uno de los últimos representantes de un modelo cada vez más en desuso en el sistema de salud, donde los médicos residían en la 'casa del médico'. Este tipo de vivienda, otorgada a los profesionales en pueblos pequeños, les permitía estar disponible todo el día, listos para atender emergencias. "Era un compromiso total, estábamos de servicio las 24 horas. A veces, si salía a cenar, dejaba en la puerta la dirección del bar donde estaba para que pudieran encontrarme", recuerda nostálgicamente el doctor.

La relación que Roca ha cultivado con la comunidad de Beniarjó es inigualable. Recientemente, se ha mudado para dejar su vivienda, la cual se convertirá en un nuevo centro de servicios públicos en un municipio que apenas supera los 2.000 habitantes. No obstante, su casa atesora recuerdos imborrables, tanto personales como profesionales.

El Dr. Roca llegó a Beniarjó en 1987 y recuerda que la vivienda estaba en condiciones deplorables al comienzo. "La tuvimos que reformar mientras atendía a mis pacientes en la antigua caja rural del pueblo", rememora. Tras las obras, su planta baja se convirtió en la consulta que ha estado activa hasta hoy. A lo largo de su carrera, Roca ha sido testigo de cómo el régimen de atención médica ha evolucionado, siendo notable el cambio en la percepción de las urgencias por parte de la población.

"Antes, la gente acudía a mí solo si realmente estaba mal. Hoy en día, existe una mayor demanda, y a menudo, los motivos son triviales, como una tos o un ligero rasguño", explica, mientras que lamenta que ha llegado a atender hasta 53 pacientes en un solo día, entre consultas y domicilios. Esta carga sigue creciendo, y Roca advierte: "Faltan médicos". En su opinión, este volumen de trabajo hace que brindar una atención de calidad sea muy complicado.

Además de atender a los humanos, el Dr. Roca ha tenido que lidiar con situaciones curiosas en su trayectoria. En una ocasión, un vecino acudió a su consulta con un perro enfermo debido a la falta de veterinarios en la zona. Este médico incansable no solo recibía pacientes en su hogar, sino que también hacía visitas a domicilios, viajando a menudo en su coche para alcanzar a aquellos que necesitaban su ayuda.

Al mirar hacia atrás, el Dr. Roca sabe que echará de menos las comidas compartidas con otros profesionales de la salud que trabajaban en Beniarjó, como farmacéuticos y administrativos. Estas reuniones eran más que simples almuerzos; eran una comunidad unida por el bienestar de los vecinos del pueblo. Con su salida, queda una interrogante: ¿será este el ocaso de la medicina rural en comunidades como Beniarjó? La respuesta podría tener un impacto profundo en la salud pública de áreas desfavorecidas en el futuro.