Carmelo Herrera, un médico con una increíble trayectoria en medicina familiar y comunitaria, ha dedicado su vida profesional a la atención de pacientes en la provincia de Burgos desde 1991. Comenzó su carrera en Bilbao, pero se trasladó a Medina de Pomar y, posteriormente, a la Bureba, donde continúa trabajando con pasión y compromiso. Actualmente, atiende en los consultorios de Oña y Poza de la Sal, donde ha sido reconocido por la incorporación de la ecografía en la Atención Primaria, sorprendiendo a muchos con su enfoque innovador en un entorno rural.

El reconocimiento que recibió ha sido monumental; ganó el premio 'Entorno' por su labor destacada en el uso del ecógrafo. Este logro no solo le llena de orgullo, sino que también refleja un compromiso colectivo de muchos médicos hacia la medicina rural.

"La medicina rural tiene futuro", afirma Herrera, quien confía en que las innovaciones tecnológicas, como el ecógrafo en el centro de salud de Briviesca, jugarán un papel crucial en la mejora del sistema sanitario en las áreas rurales. En solo 14 años, su unidad ha realizado más de 14,000 exploraciones, un hito impresionante teniendo en cuenta que la población en la Zona Básica de Salud asciende a alrededor de 12,000 tarjetas sanitarias.

Herrera fue el pionero en establecer la Unidad de Ecografía en Briviesca. Su experiencia previa en el uso de ecografías en Extremadura, junto con el respaldo de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), le permitió conceptualizar este proyecto. En 2010, después de una serie de reuniones con la Consejería de Sanidad, su visión se hizo realidad. Ahora, esta unidad ha transformado la atención sanitaria en la región, evitando derivaciones innecesarias y brindando diagnósticos inmediatos a los pacientes.

Sin embargo, a pesar de estos avances, Herrera no oculta su preocupación por el futuro de la medicina rural. La falta de recursos y la dificultad para retener a nuevos profesionales son problemas permanentes. A través de su vasta experiencia, ha llegado a la conclusión de que la medicina primaria y rural debe volverse atractiva para los médicos recién titulados; de lo contrario, continuarán eligiendo lugares de trabajo que ofrezcan mejores sueldos y más recursos. La escasez de médicos en los pueblos es una espina que le duele: "Siento que no he logrado retener a los nuevos facultativos aquí", comparte con sinceridad.

Respecto a la reducción de consultorios en la Bureba, Herrera se muestra cauteloso. Aunque defiende la necesidad de reorganizar los recursos de atención médica, también enfatiza que se debe garantizar el transporte adecuado para los pacientes que viven en zonas alejadas. "Es crucial que aquellos que necesitan atención puedan acceder a centros con más profesionales y equipamientos", sostiene.

Finalmente, Herrera se llena de orgullo al hablar de la Unidad de Ecografía, un sueño que parecía inalcanzable al principio, pero que hoy en día es un referente gracias al esfuerzo colectivo y la determinación de todos los involucrados. Aun así, el reto persiste: enfrentar la falta de personal médico y mejorar las condiciones laborales para mantener a los profesionales en el campo de la medicina rural. Así, Herrera pide que se haga visible y que se valore la medicina en el entorno rural, donde la tecnología y el compromiso pueden hacer la diferencia.