La nueva meta que revoluciona el paradigma del bienestar
2024-12-25
Autor: Valentina
Cuando Marilyn Monroe afirmó que la felicidad estaba dentro de uno y no al lado de alguien, buscaba plasmar la idea de que la verdadera plenitud es un viaje interno. Aunque su consejo fue profundo, en la práctica tuvo sus luchas personales. Rita Hayworth también lo sintetizó con su frase: 'Todos los hombres que conozco se han enamorado de Gilda y han despertado conmigo', sugiriendo que encontrar la autenticidad es fundamental.
La búsqueda de la felicidad ha sido una constante en la humanidad, intensificándose en el último siglo y convirtiéndose en un tema recurrente en nuestra cultura. A partir de la década de los 70, este discurso comenzó a transformarse, especialmente con Jigme Singye Wangchuck, rey de Bután, quien introdujo el concepto de Felicidad Nacional Bruta (FNB) en lugar del Producto Interno Bruto (PIB). Esta innovación buscaba cambiar las políticas hacia un enfoque más humano y sostenible, siendo Bután un pionero en este esquema.
Investigaciones recientes, como la de Ipsos, revelan que el 71% de las personas en 30 países se consideran felices, ligeramente más que durante la pandemia, pero todavía por debajo de los niveles de hace una década. Los Países Bajos se posicionan como la nación más feliz, mientras que Hungría y Corea del Sur se encuentran en el extremo opuesto. La principal pregunta persiste: ¿qué significa realmente ser feliz?
El experto en felicidad Tal Ben-Shahar define este concepto como la coincidencia de varios estados de bienestar que trascienden lo físico, espiritual, intelectual y emocional. Sin embargo, advierte que la felicidad no debe verse como un objetivo fijo, sino como una búsqueda de equilibrio. Robert Waldinger, profesor de psiquiatría en Harvard, comparte esta visión, argumentando que la felicidad no es un destino, sino un viaje que muchas veces se distorsiona por las expectativas de la sociedad de consumo.
El enfoque moderno se aleja de la idea de la acumulación y se adentra en la serenidad como un objetivo más alcanzable. La neurología contemporánea diferencia la felicidad en tres categorías: la expectativa, el alivio del deseo y la paz interior.
Para alcanzar la calma mental, Ben-Shahar aconseja prácticas cotidianas como reflexionar sobre las cosas positivas al final del día y encontrar momentos de soledad para la contemplación. Irónicamente, la presión por ser feliz puede llevar a la insatisfacción constante. La búsqueda del bienestar verdadero sugiere identificar valores personales y comprometerse con ellos, valorando lo que realmente importa en nuestras vidas.
Así, la serenidad se presenta no solo como un estado emocional momentáneo, sino como un pilar fundamental para vivir de manera satisfactoria. En un mundo sobrado de estímulos, redescubrir la calma y aprender a disfrutar del presente puede ser la verdadera clave del bienestar. Como concluye Ben-Shahar: 'No relegaremos la felicidad de nuestras vidas, pero aprenderemos a disfrutar del proceso'.