Elon Musk, Sam Altman, Mark Zuckerberg, Jeff Bezos. Estos nombres son familiares para todos, pero hay otra figura que ha pasado desapercibida: Pavel Durov, el cofundador de Telegram. A sus 39 años, este empresario ruso ha optado por mantener un perfil bajo mientras disfruta de un estilo de vida de lujo, gracias a las multimillonarias ganancias que ha generado su aplicación de mensajería.

Sin embargo, su vida dio un giro inesperado en agosto de 2024, cuando fue arrestado en París, Francia, bajo acusaciones graves que incluyen la distribución de material pornográfico infantil y tráfico de drogas a través de Telegram. Aunque pagó una fianza de 5 millones de dólares, el escándalo no terminó ahí; su expareja, Irina Bolgar, también lo demandó por abuso hacia uno de sus hijos.

Este drama legal ha destapado facetas de Durov que antes eran desconocidas. Fundador, junto a su hermano Nikolai, de Telegram, Durov se ha catapultado a las listas de los más ricos de Rusia, con una fortuna estimada en 12.7 mil millones de dólares, según Forbes.

El 24 de agosto de 2024, el arresto de Durov se produjo cuando su avión privado aterrizó en París. La policía francesa tenía una orden de captura tras una larga investigación sobre la falta de medidas de seguridad en su aplicación, que supuestamente permitieron la comisión de delitos graves. Irina Bolgar, abogada de profesión y madre de sus tres hijos, reveló que vivieron una vida de lujos en un complejo en Cerdeña, Italia, gastando cerca de un millón de dólares al mes. Pero esa felicidad fue efímera; según Bolgar, el carácter de Durov cambió drásticamente, volviéndose arrogante y abusivo.

Las acusaciones de abuso son inquietantes. Bolgar afirma que Durov agredió a su hijo menor en múltiples ocasiones entre 2021 y 2022. En un incident, le propinó un golpe en la espalda y lo lanzó al otro lado de la habitación. Durov ha negado estas acusaciones, alegando que nunca ocurrió tal cosa.

El impacto de estas acusaciones es considerable, no solo por las repercusiones legales en Francia y Suiza -donde también debe hacer frente a demandas por el abuso y falta de pensión alimenticia- sino por la mancha que representan sobre su imagen pública como defensor de la libertad de expresión. Irina Bolgar resalta la contradicción entre la imagen pública que Durov ha cultivado y los oscuros episodios de su vida privada.

En un giro irónico, su vida de ensueño comenzó en 2012, cuando Bolgar lo describió como un hombre “encantador” con opiniones libertarias, lo que la llevó a enamorarse de él. A medida que su relación avanzaba, Bolgar notó cambios en Durov, quien comenzó a obsesionarse con su imagen y a mostrar comportamientos posesivos y abusivos.

Las alarmas sonaron en 2021, cuando Durov se volvió psicológicamente abusivo, manifestando que o se hacía todo a su manera o no habría lugar para que Bolgar se quejara. En medio de este caos en su vida personal, surge la pregunta: ¿cómo pudo Durov, un hombre que promovía la libertad y la privacidad, convertirse en la representación de todo lo contrario?

Las revelaciones continuarán desarrollándose mientras el mundo observa este escándalo que podría desmantelar no solo la reputación de Durov, sino también la plataforma que él ayudó a crear. ¿Podrá Pavel Durov redimir su imagen o será recordado como el hombre que traicionó sus propios ideales?