Las olas fantasma, ya conocidas por su impresionante altura, pueden ser cuatro veces más altas de lo que se pensaba originalmente.

Conocidas también como olas gigantes, errantes o vagabundas, estas olas pueden tragarse barcos enteros en un abrir y cerrar de ojos y se presentan de manera repentina, lo que las convierte en un verdadero peligro para la navegación. Un estudio reciente ha revelado que su altura puede alcanzar la de un rascacielos, lo que las transforma en una amenaza aún más alarmante.

Durante mucho tiempo, las olas fantasma fueron consideradas meras leyendas. Sin embargo, en 1995 un hito en la industria marítima ocurrió con la ola de Draupner, la cual impactó una plataforma petrolera frente a la costa noruega y brindó pruebas tangibles de su existencia.

Más inquietante aún fue el hallazgo de que las olas fantasma pueden superar la altura de 520 metros, un número aterrador que deja a muchos cuestionando la seguridad en el mar. En un estudio publicado en la revista Nature, se reveló que estas olas pueden alcanzar alturas inimaginables, siendo el resultado de la combinación de diferentes olas que convergen desde múltiples direcciones. Este fenómeno permite que el agua se eleve de forma espectacular, creando muros de agua inmensos.

A diferencia de las olas convencionales que se rompen y desaparecen, las olas fantasma tienen la capacidad de crecer incluso tras romperse, alcanzando alturas que son el doble de las que tenían al comenzar a romper. Esto significa que pueden llegar a alturas cuatro veces superiores a lo que se estimaba anteriormente.

La investigación se llevó a cabo en instalaciones de vanguardia, como el FloWave Ocean Energy Research Facility en Edimburgo, donde se simulaban olas en condiciones controladas. Esto permitió a los científicos observar y analizar cómo se comportan las olas fantasma en un entorno controlado.

Aunque la idea de enfrentar oleadas de esta magnitud puede sonar aterradora, este conocimiento puede ser motivo de esperanza. Al entender las verdaderas dimensiones y comportamientos de estas olas, se podrán implementar mejores medidas de seguridad en las embarcaciones y estructuras costeras, salvando vidas y reduciendo la posibilidad de desastres en el mar. Lo inquietante es que, estudios recientes parecen indicar que estas olas se están volviendo más comunes, lo que podría poner en jaque a la industria marítima en los próximos años.