El sistema de salud argentino enfrentó un 2024 crítico, repleto de desafíos. La escasez de financiamiento y una inflación galopante, provocada por la devaluación del peso en diciembre de 2023, que alcanzó el 118%, han golpeado tanto al sector público como al privado. Los costos de atención médica se dispararon, especialmente los precios de los medicamentos, que fueron liberados, generando un grave desequilibrio entre ingresos y gastos. Esta situación impactó severamente a los beneficiarios de obras sociales y compañías de medicina privada, quienes sufrieron recortes en servicios y ajustes drásticos en sus coberturas.

Un año después de la elección de Javier Milei como presidente, el sistema de salud muestra un panorama de incertidumbre. Las políticas de desregulación de precios han provocado una serie de retrocesos y conflictos legales, generando una grave inestabilidad en el sector salud. Esto, combinado con una economía en recesión, ha debilitado el acceso a la atención médica y ha fomentado una concentración del mercado en manos de unas pocas empresas. A pesar de estas adversidades, algunas compañías han logrado retener a sus afiliados, adaptándose a un entorno extremadamente complicado. Sin embargo, las disparidades dentro del sistema de salud se han hecho más evidentes que nunca.

Según Mario Koltan, presidente de Boreal Salud, “uno de los efectos más devastadores del 2024 fue la pérdida de cerca de 200.000 empleos en las regiones del interior del país. Esta caída ha impactado profundamente sectores vitales como la construcción, textil y metalurgia, lo que a su vez ha afectado la capacidad financiera del sistema de salud. En las 11 provincias donde operamos, esta disminución del empleo se tradujo en una crisis en el número de afiliados, presionando aún más a los hospitales públicos y limitando el acceso a servicios privados. Este fenómeno revela la fragilidad de un sistema que depende de la estabilidad económica general.”},{