Daniil Medvedev, quien ha sido finalista en tres ocasiones del Australian Open, vivió un episodio de pura frustración en su reciente partido contra un desconocido 418 del ranking ATP, el tailandés Kasidit Samrej.

Este tenista, que logró entrar al torneo gracias a una invitación de la organización, estuvo al borde de dar la sorpresa y puso en serios aprietos al ruso, que es el quinto cabeza de serie en el primer Grand Slam del año. La victoria fue más complicada de lo que muchos esperaban, necesitando Medvedev cinco sets para imponerse sobre un rival que nunca había jugado contra un tenista del top 50. Finalmente, se llevó el encuentro con parciales de 6-2, 4-6, 3-6, 6-1 y 6-2, asegurando así su pase a la segunda ronda.

El choque se volvió especialmente intenso a medida que avanzaba, llevando a Medvedev a perder el control y romper su raqueta contra las instalaciones de la Rod Laver Arena en Melbourne. Tras un punto crucial que casi le cuesta el tercer set, Medvedev se dejó llevar por la ira. En un impulso, destrozó la cámara de la red, lo que no solo generó un fuerte descontento entre los aficionados australianos, sino que también le valió un aviso del juez de silla por conducta antideportiva.

El incidente obligó a la organización a realizar reparaciones antes de continuar el juego. Más allá de su explosivo comportamiento, una vez finalizado el encuentro, Medvedev, quien sigue siendo uno de los grandes favoritos para llevarse el título, dedicó unas peculiares palabras a su adversario, reconociendo su resistencia y dedicación en la cancha. Estos momentos tensos en los partidos de tenis nos recuerdan que, incluso entre los grandes, la presión puede ser abrumadora. Todo esto plantea la pregunta: ¿podrá Medvedev encontrar la calma necesaria para avanzar en el torneo y alcanzar su objetivo final?