Ciencia

¡Menos cemento y más naturaleza! Cómo salvar nuestras ciudades de las inundaciones

2024-11-19

Autor: Lucas

Las lluvias torrenciales están convirtiendo nuestras calles en ríos desbordados. Las superficies pavimentadas y las plazas de cemento impiden que el agua se drene adecuadamente, lo que resulta en inundaciones devastadoras. El crecimiento urbano descontrolado, con edificios construidos en áreas propensas a inundaciones, intensifica esta vulnerabilidad, poniendo en riesgo no solo a la infraestructura, sino también a las vidas humanas y económicas de los municipios.

La emergencia climática ha traído consigo un aumento en la frecuencia de fenómenos meteorológicos extremos, desde inundaciones repentinas hasta olas de calor extremo. En este contexto, la tercera edición del Salou Congress se centró en replantear el impacto del cambio climático en destinos turísticos y cómo pueden adaptarse a estos nuevos desafíos.

Una solución sorprendentemente simple podría ser cambiar la excesiva cantidad de cemento por suelos de tierra y áreas renaturalizadas. Roger Miralles, director de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de la Universitat Rovira i Virgili (URV), enfatizó que deberíamos diseñar nuestras ciudades pensando en las personas, no en los automóviles. La tierra, a diferencia del asfalto, permite una mejor adaptación a nuestro entorno, ayudando a mitigar los efectos de la lluvia.

Miralles subrayó que regresar a suelos de tierra podría mejorar el drenaje, algo que se había ignorado por décadas en favor del cemento. Esta falta de consideración hacia los espacios naturales está contribuyendo a que las inundaciones sean más graves y frecuentes. José Ignacio Monreal, fiscal de medio ambiente en Tarragona, añadió que esta tendencia a pavimentar excesivamente las ciudades agrava el problema de las avenidas de agua.

Los expertos debatieron también sobre el otro gran desafío que enfrenta Europa: el calor extremo. Miralles destacó que el asfalto y el cemento elevan las temperaturas, mientras que los suelos de tierra son mucho más efectivos en el manejo del calor, especialmente en verano. Se estima que si se incorporan más espacios naturales, las temperaturas urbanas podrían reducirse hasta tres grados, ofreciendo un respiro en los días más calurosos.

No obstante, la mejora de la infraestructura no es suficiente. La necesidad de sistemas de alerta eficientes se volvió evidente durante la discusión. La meteoróloga Gemma Puig advirtió sobre la importancia de avisar a la población con tiempo suficiente para que puedan evacuar o tomar precauciones. Se requiere una gestión municipal proactiva en el mantenimiento de sistemas de drenaje, así como en la limpieza de ríos y barrancos, fundamentales en épocas de lluvias intensas.

Con la creciente población turística, muchas de las cuales son desconocedoras de la geografía local, el desafío de la gestión del riesgo se vuelve aún más complicado. Los errores del pasado, como construir en zonas inundables durante las décadas de los 70, 80 y 90, están comenzando a costar caro.

Los arquitectos también advierten sobre la necesidad de 'desprogramar' las áreas aún sin desarrollar en estas zonas conflictivas. Esto no solo sería más económico, sino también más sostenible. A medida que se discuten estrategias para convertir los municipios turísticos en ‘oasis climáticos’, los expertos aseguran que la transformación urbanística es el camino hacia un futuro más seguro. El cambio no solo es necesario, es urgente.