El Alzheimer ha sido, durante mucho tiempo, una de las mayores pesadillas para las familias de personas mayores, quienes asisten devastados a la lenta pérdida de recuerdos y la capacidad de reconocer a sus seres queridos. Este trastorno neurodegenerativo avanza implacablemente, destruyendo memorias y capacidades cognitivas, creando un vacío difícil de soportar para los cuidadores y los afectados.

A pesar de décadas de investigación sin resultados contundentes, la ciencia parece haber dado un paso adelante con un nuevo fármaco diseñado originalmente para el tratamiento de la esquizofrenia, que podría tener aplicaciones en la lucha contra el Alzheimer. Este innovador enfoque no es el primero en explorar la posibilidad de adaptar medicamentos psiquiátricos en el tratamiento de enfermedades neurodegenerativas.

En 2011, la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE. UU. aprobó un fármaco para la esquizofrenia, marcando así el inicio de una serie de investigaciones que ahora se están dirigiendo hacia el Alzheimer. El nuevo medicamento, conocido como KarXT, actúa de manera diferente a los tratamientos anteriores: en lugar de atenuar la actividad de la dopamina, se enfoca en los receptores muscarínicos del cerebro, lo que ha desatado un gran interés entre los especialistas en salud mental.

Jeffrey Conn, farmacólogo de la Universidad de Vanderbilt, señala que nunca ha visto tanto entusiasmo a lo largo de su carrera en relación con un nuevo enfoque en psiquiatría, lo que subraya la relevancia del descubrimiento.

Una revisión de los compuestos del KarXT revela que uno de sus componentes principales, la xanomelina, desarrollada en los años 90, había mostrado anteriormente eficacia en la reducción de síntomas psicóticos en pacientes con Alzheimer. Sin embargo, en un estudio anterior, el fármaco tuvo que ser retirado debido a efectos secundarios adversos como vómitos y náuseas.

El desarrollo de KarXT por parte de Karuna Therapeutics combina la xanomelina con el trospio, un compuesto que bloquea los receptores muscarínicos pero no llega al cerebro. Esta combinación busca minimizar efectos secundarios indeseados, lo que en los ensayos clínicos ha llevado a mejoras cognitivas con reportes de efectos adversos más ligeros.

La xanomelina se dirige a los receptores M1 y M4, que están directamente relacionados con la cognición y los efectos antipsicóticos, respectivamente. Muchos de los nuevos fármacos para esquizofrenia en investigación se centran en uno solo de estos receptores, lo que, según el neurocientífico Andrew Tobin de la Universidad de Glasgow, podría llevar a una mejor eficacia y menos efectos adversos.

El interés radica en la función crítica de los receptores M1 en la cognición, lo que implica que los tratamientos que los apuntan podrían ser clave para ralentizar el deterioro cognitivo en pacientes con Alzheimer. Aunque hay expectativas muy altas respecto a KarXT, los expertos advierten que aún falta comprobar su efectividad en situaciones del mundo real, ya que la mayoría de los ensayos se han realizado en entornos controlados.

Recientemente, Bristol Myers Squibb (BMS) publicó resultados de dos estudios recientes donde, tras un año de tratamiento con KarXT en pacientes con esquizofrenia, se observaron mejoras en su estado. Sin embargo, entre el 11% y el 18% de los pacientes tuvo que interrumpir el tratamiento debido a efectos secundarios.

La posibilidad de que un fármaco diseñado para la esquizofrenia cambie el curso del Alzheimer es emocionante. Si los estudios continúan arrojando resultados positivos, podríamos estar ante un avance trascendental en el tratamiento de esta devastadora enfermedad. ¿Estamos finalmente en la antesala de un gran descubrimiento? ¡Mantente atento a las novedades que podrían transformar la vida de millones!