Muestras recogidas en un asteroide revelan secretos del nacimiento del sistema solar
2024-11-24
Autor: Martina
Recientes hallazgos de muestras recolectadas en el asteroide Ryugu por la sonda japonesa Hayabusa2 proporcionan nueva información fascinante sobre el campo magnético del sistema solar en sus primeras etapas de desarrollo. Estas muestras nos permiten vislumbrar cómo se formaron los asteroides y planetas que conocemos hoy.
La mítica misión Hayabusa2, lanzada el 3 de diciembre de 2014, viajó por más de tres años hasta llegar a Ryugu, un asteroide rocoso que se estableció en una órbita entre la Tierra y Marte, tras migrar desde la región exterior del sistema solar. Su regreso a la Tierra fue marcado por el exitoso descenso de una cápsula en Australia el 6 de diciembre de 2020, un hito que ha abierto nuevas puertas al entendimiento del cosmos.
Un equipo de científicos internacionales, liderado por Elias Mansbach del MIT, ha estado estudiando los granos de las muestras para desentrañar el misterio del campo magnético que reinaba hace más de 4.500 millones de años. Mientras que en el sistema solar interior el campo magnético alcanzaba entre 50 y 200 microteslas, sus hallazgos sugieren que en las regiones externas, donde se formó Ryugu, este era significativamente más débil, posiblemente alrededor de 15 microteslas o incluso menos.
Mediante el uso de un magnetómetro, el equipo midió la magnetización y realizó pruebas adicionales para comprender mejor el entorno magnético en el que se formó el asteroide. A través de estos procesos, también analizaron meteoritos que, según se cree, se originaron en áreas de similar formación, lo que amplía nuestra perspectiva sobre la historia del sistema solar.
Este campo magnético, aunque débil, desempeñó un papel crucial en la aglomeración de gas y polvo primordial, facilitando así la creación de asteroides y contribuyendo a la estructura de los planetas gigantes como Júpiter y Saturno. En otras palabras, este descubrimiento podría revolucionar nuestro entendimiento del cómo los cuerpos celestes se formaron en las regiones más remotas del sistema solar.
Los investigadores apuntan que, a medida que se derrumbó la nube original de gas y polvo, el material que no fue absorbido por el Sol formó un disco protoplanetario susceptible a fuerzas gravitacionales y magnéticas. Esto sugiere que incluso los campos magnéticos débiles podían moldear la formación de cuerpos celestes en escenarios donde la gravedad era menos dominante.
Este trabajo, publicado en la revista AGU Advances, se destaca por su contribución al conocimiento sobre el origen de nuestro sistema solar y abre nuevas vías para investigar otros asteroides y cuerpos celestes en el futuro. Sin duda, el estudio de Ryugu no solo es clave para entender nuestro propio sistema solar, sino que también enciende preguntas sobre los sistemas planetarios en el universo.