"Noche de paz": el verdadero origen del villancico más popular de la historia
2024-12-24
Autor: Mateo
En 1815, las guerras napoleónicas habían dejado una profunda huella de sufrimiento y devastación en los Alpes austriacos, en particular en la localidad de Salzach, cerca de Oberndorf, situada en la frontera entre Baviera y Austria. Las inundaciones y las malas cosechas solo ampliaron el caos y el desasosiego que esa región había sufrido.
Para empeorar las cosas, un problema insólito afectó a la iglesia de San Nicolás: ratones habían dañado los fuelles del órgano, lo que arruinó cualquier posibilidad de celebrar una Navidad con música tradicional.
La mañana de Nochebuena de 1818, un joven pastor llamado Joseph Franz Mohr, de apenas 26 años, se adentró en el campo cubierto de nieve. En su bolsillo guardaba un poema titulado “Noche de paz, noche de amor” (en alemán, “Stille Nacht, heilige Nacht”), que había escrito dos años antes. Su intención era llevar consuelo a los fieles de su comunidad.
Mohr buscó a su amigo, el profesor y organista Franz Xaver Gruber, y le pidió que compusiera una melodía adecuada que pudiera tocarse con guitarra, dadas las circunstancias. Gruber aceptó el reto y, esa misma tarde, la música estuvo lista. Según algunas versiones, la canción se completó en tan solo unas pocas horas, marcando el nacimiento de uno de los villancicos más emblemáticos del mundo.
En la misa de Navidad, Mohr se erguía como tenor mientras Gruber le acompañaba con la guitarra. Los presentes, conmovidos, escuchaban aquellas dulces notas que parecían traer un destello de esperanza a una comunidad azotada por la guerra y la miseria. Entre las estrofas que resonaron esa noche se encontraba: "Noche de paz, noche de amor, oje humilde el fiel pastor, coros celestes que anuncian salud, gracias y gloria en gran plenitud…"
Desde aquel momento, la canción no ha dejado de viajar por el mundo cada Navidad. Se dice que tuvo su primera interpretación notable ante el zar ruso Alejandro I y el emperador austriaco Francisco I. En 1831, llegó a Leipzig y, ocho años después, a las tierras de Nueva York. En 2011, la UNESCO reconoció su valor cultural al incluir "Noche de Paz" en la Lista del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
El legado de Joseph Mohr
A pesar del impacto que su obra alcanzó en todo el planeta, Joseph Mohr pasó gran parte de su vida sin ser consciente de ello. Hijo de una tejedora y un soldado desertor, dedicó su existencia a ayudar a los más necesitados de su comunidad. En Wagrain, su último destino pastoral, se destacó por construir un refugio para ancianos y una escuela. Se comenta que vendió su única vaca para poder comprar libros para los niños del lugar.
Al fallecer a los 56 años, fue enterrado en la tumba de un indigente que él mismo había asistido durante su vida. Hoy en día, miles de personas visitan anualmente la Capilla de la Noche de Paz en Oberndorf, donde se celebra la historia y el legado de este conmovedor villancico que continúa tocando los corazones de generaciones.