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Pedófilos escondidos en Chillán: el insólito caso de un teólogo que orquestó una red de depredadores para abusar y grabar a su hijastra

2024-12-13

Autor: Valentina

Aunque intentamos revelar la identidad de todos los implicados, el tribunal lo prohibió. Las identidades han sido modificadas u omitidas, excepto por 'Daniel'.

Miguel, de 64 años, ha pasado los últimos dos en prisión preventiva. Para los que lo conocían antes de ser capturado, era un hombre recto, persuasivo y bondadoso. Teólogo adventista, casado y padre de tres hijos profesionales, impartía clases en colegios y en la cárcel. En Chillán, una ciudad que apenas supera los 200 mil habitantes, era una figura respetada y querida.

Sin embargo, pocos sabían que detrás de su imagen de ciudadano ejemplar se escondía un monstruo: un parafílico adicto a las prácticas sexuales más retorcidas, un depredador sexual. Durante más de una década, mediante manipulaciones, logró abusar de su hijastra, comenzando desde que ella tenía apenas ocho años, sin necesidad de recurrir a la fuerza. Pronto se demostró que ella nunca tuvo la capacidad de oponerse.

La vida de Miguel se asemejaba a la de un líder de culto: promovía una vida lacto-vegetariana, despreciaba el alcohol y sus reflexiones estaban cargadas de versículos bíblicos. Esta fachada le permitió reclutar a decenas de hombres que también abusaron sexualmente de su hijastra de la misma forma en que él lo hacía, e incluso de maneras más atroces.

Tras dos años de inactividad judicial, la fiscalía logró identificar a 13 pedófilos que aparecían en 130 videos y más de 16 mil fotografías que fueron confiscadas por la policía. Ocho de ellos pactaron con el organismo persecutor acuerdos abreviados que les permitieron cumplir penas en libertad, lo mismo que le ocurrió a la madre de la víctima, quien, al consentir las violaciones, fue procesada solo como cómplice. Miguel y otros cuatro involucrados enfrentaron juicio.

Esta red es solo la punta del iceberg; se dejó fuera a un personaje clave, un tal 'Daniel', señalado como el brazo derecho de Miguel y descrito por la propia víctima como un 'pedófilo' y 'el peor de todos'. Se alega que él nunca fue investigado ni capturado. A pesar de que otros imputados ofrecieron información sobre él y asistieron a la policía hasta su casa, su identidad nunca fue confirmada. Se sabe, sin embargo, que actualmente vive una vida normal como funcionario de salud entre Concepción y Chillán.

La difícil detención

Camila, nombre que hemos asignado a la víctima por razones de privacidad, recuerda claramente el 13 de septiembre de 2022 como el día que cambió su vida. En un momento de descanso tras un pesado día en la universidad, se encontró en la Fuente Alemana de Chillán. Mientras recordaba ese fatídico día, confesó cómo Miguel había cruzado la puerta de su casa, llevando su computadora.

Los momentos posteriores fueron caóticos, la policía entró a la casa, despertando a su madre y comunicando que ambos estaban detenidos. Camila fue llevada a la comisaría para declarar y, aterrorizada, se sintió obligada a culparse a sí misma para proteger a Miguel.

Un informático había denunciado a Miguel a la PDI semanas antes, después de haber encontrado pornografía infantil en su computadora. Miguel le había presentado la situación de su vida de manera cordial, y cuando el técnico descubrió el horror en su computadora, decidió actuar.

Manipulación sistemática

Camila recordó cómo conoció a Miguel a los siete años, cuando este llegó a dar clases particulares. Con una base familiar exigente, Miguel la manipuló psicológicamente, comenzando con tocamientos y exposición a material pornográfico desde muy joven. Ella internalizó que no podía contar su sufrimiento a nadie, pues sentía que nadie le creería.

A medida que los abusos se intensificaron, Miguel no solo abusó de ella, sino que comenzó a involucrar a otros hombres, perpetuando una red de violación que se mantuvo activa hasta que Camila cumplió 19 años. Miguel presionaba a Camila para que mantuviera los secretos y la manipulaba para que participara en sesiones de abuso sexual, presentándolas como una forma de "curarse" o mejorar su autoestima.

Conflictos familiares y el horror público

Cuando la madre de Camila fue detenida, ella regresó a vivir con su padre biológico, quien le dio el apoyo que necesitaba. Intrigantemente, Miguel continuó intentando manipularla desde la prisión, enviándole cartas en un intento por reestablecer un control emocional a pesar de su condena.

Camila expresó que, aunque el camino hacia la recuperación es arduo, se ha aferrado a su fe y a la terapia, con el deseo de que su historia sirva como un faro de esperanza y ayuda para otras mujeres que han pasado por experiencias similares. Se muestra decidida a no dejar que su experiencia defina su vida, trabajando durante el proceso lento de sanación.

Este caso ha dejado al descubierto la complejidad del abuso y la manipulación; a medida que se espera el juicio final en diciembre de 2023, el impacto sobre las vidas de las víctimas y la sociedad es significativo. La historia revela no solo la lucha de una mujer por su libertad y recuperación, sino también la urgencia de un cambio societal sobre la percepción y tratamiento de las víctimas de abuso sexual. La búsqueda de justicia sigue en pie, y la esperanza de cerrar este capítulo tan oscuro también está presente.