La percepción de la juventud por parte de las generaciones adultas siempre ha estado marcada por prejuicios, y la actual no es la excepción. En este contexto, el proyecto Ecofuturo Rural!?, llevado a cabo por el Colectivo Cala y la Asociación Cultural y Juvenil Sambrona, junto con el colectivo de jóvenes Dispares, ha realizado una encuesta para explorar las interrelaciones entre la salud mental y la crisis climática, gracias al apoyo del programa Erasmus Plus.

El estudio se realizó con una muestra significativa de 120 jóvenes entre 14 y 16 años del IES Castillo de Luna, en las localidades de Alburquerque y La Codosera. Una de las primeras preguntas se centró en identificar las prioridades en su vida. Sorprendentemente, la familia ocupó el primer lugar en la lista de importancias, superando a la amistad y los bienes materiales. Este hallazgo desafía la idea generalizada de que los jóvenes priorizan sus relaciones sociales o el consumo digital, mostrando que el tiempo que pasan en familia, a menudo en un entorno rural, es valorado positivamente.

En cuanto a la salud ambiental, la palabra que más resuena en sus mentes es 'contaminación', evidenciando la claridad con la que vinculan este fenómeno con su bienestar. En relación a la salud mental, 'autoestima' fue el término más mencionado, lo que sugiere que los jóvenes son conscientes de su importancia para su estabilidad emocional. Sin embargo, también manifestaron preocupaciones significativas relacionadas con la depresión, la ansiedad y el aislamiento.

Aunque dos tercios de los encuestados consideran que su salud mental es buena o muy buena, un 33% se siente entre regular y muy mala. Este dato pone de relieve la necesidad de profundizar en la comprensión de su salud mental. Además, al preguntar sobre los principales problemas ambientales y mentales que les preocupan, la contaminación fue nuevamente el más citado, junto con el cambio climático y la gestión de residuos.

El estudio también buscó entender la percepción de los jóvenes sobre la relación entre la salud mental y la salud ambiental. Los resultados mostraron una división de opiniones: mientras un tercio creía que había poca relación, casi un 55% reconoció que el cambio climático afecta su vida en alguna medida, aunque las respuestas fueron diversas. Por otro lado, se destacó que solo el 1.85% minimiza la gravedad de la crisis climática, mientras que un 38% la califica de muy grave, exigiendo acciones inmediatas.

Una observación positiva fue que más del 43% de los encuestados cree que vivir en el medio rural contribuye a su bienestar mental, lo que sugiere un fuerte vínculo con su entorno natural. De hecho, la mayoría de los jóvenes se muestra optimista respecto a su futuro, considerando que el 80% espera vivir mejor que sus padres, principalmente por su esfuerzo personal, señalando un enfoque en la responsabilidad individual.

Con respecto al uso de redes sociales, solo el 43% confiesa compartir publicaciones, lo que contrasta con la percepción de una juventud saturada por la pantalla. Además, el 17% afirmó que la mayoría de sus publicaciones son en entornos naturales, lo que puede implicar una conexión con su entorno que no siempre se traduce en una imagen digital.

En conclusión, aunque esta encuesta no debe considerarse un estudio formal, sí proporciona información valiosa sobre la juventud rural y sus preocupaciones en torno a la crisis climática y la salud mental. El entendimiento de estos temas es crucial para abordar sus necesidades y desafíos. Será fundamental repetir estos análisis en el futuro para comprender la evolución de su perspectiva y bienestar.