Salud

Raquel Blasco, especialista en Medicina Deportiva: ¿Es suficiente una hora de gimnasio a la semana?

2025-01-04

Autor: Joaquín

Cuando pensamos en Medicina Deportiva, es posible que imaginemos a un médico tratando a un atleta de élite que busca mejorar su rendimiento, pero el perfil del paciente ha cambiado significativamente. Raquel Blasco, médico internista y especialista en Medicina Deportiva, comparte que en su consulta, muchos de sus pacientes son personas que lidian con enfermedades crónicas, y no tanto deportistas de alto rendimiento. Blasco, que comenzó su carrera atendiendo a pacientes en situaciones difíciles, ha dedicado su vida a promover el ejercicio físico como una herramienta esencial para la salud.

"Es sorprendente que aceptemos la medicación sin cuestionar, mientras que nos cuesta tanto movernos", afirma Blasco. Resalta que el músculo es un órgano endocrino crucial para nuestra salud, desempeñando un papel superior incluso al hígado o al páncreas. La falta de movimiento se traduce en una disminución de la funcionalidad muscular, lo que propicia enfermedades crónicas. "A medida que envejecemos, nos volvemos más sedentarios y, con ello, perdemos la capacidad de metabolizar adecuadamente los nutrientes", añade.

Blasco enfatiza que acudir al gimnasio una o dos veces a la semana no es suficiente si el resto del tiempo se pasa sentado, ya sea trabajando frente a un ordenador o viendo televisión. "La inactividad puede llevar a una degradación de nuestra salud, y simplemente hacer lo que se puede no es suficiente. Es necesario tomar en serio el ejercicio, incorporándolo como una parte fundamental de nuestra vida diaria. No se trata solo de ir al gimnasio, sino de ser activos constantemente", expone.

La transición de su carrera hacia la Medicina Deportiva comenzó en 1992, durante los Juegos Olímpicos, cuando se abrió un centro regional de Medicina Deportiva. Blasco vio la oportunidad de hacer una diferencia en la vida de los atletas y, aunque su experiencia previa era en un entorno bastante diferente, rápidamente se sintió fascinada por la fisiología del ejercicio y el desafío que supone prevenir enfermedades asociadas a la actividad física.

Desde 2015, ha trabajado específicamente en la prescripción de ejercicio para pacientes con enfermedades crónicas, visualizando resultados alentadores, especialmente en aquellos que enfrentan tratamientos como la quimioterapia. "Ver a estos pacientes convencerse de que el ejercicio puede ayudarlos y luego observar cómo, efectivamente, lo logra, es un privilegio", menciona emocionada.

Blasco también se enfrenta a obstáculos cuando intenta convencer a otros médicos sobre la importancia de la prescripción del ejercicio como tratamiento. A menudo, la resistencia proviene de la falta de formación en este aspecto durante su educación médica. Sin embargo, en Castilla y León, ya hay más de 1,200 profesionales de la salud capacitados en esta área, lo que indica un cambio positivo.

En términos de ejercicio, Blasco sostiene que para mantenernos saludables, especialmente a medida que envejecemos, es crucial no limitarse a caminar. "Recomiendo que las personas sanas realicen actividad física constante cada día, además de ejercicios aeróbicos de mayor intensidad y un trabajo de fuerza al menos dos o tres veces por semana. Esto no tiene que hacerse necesariamente en el gimnasio; hay ejercicios que se pueden realizar en casa", aclara.

Adicionalmente, es fundamental medir la intensidad del ejercicio y adaptarla a cada individuo, como lo haría un médico con un tratamiento farmacológico. La idea es conseguir un equilibrio que entregue los beneficios deseados sin caer en la fatiga excesiva. Blasco sugiere usar escalas de percepción de esfuerzo para guiar a los pacientes en su proceso de ejercicio.

El panorama está cambiando, con un creciente interés en el ejercicio físico orientado a la salud, lo que es alentador. Blasco observa que cada vez más personas se acercan a los gimnasios con objetivos de salud en lugar de solo buscar mejorar el aspecto físico, y esto puede marcar una gran diferencia en la percepción de la actividad física en nuestra sociedad.