A mediados de este año, un grupo de ejecutivos de Zeiss SMT, una reconocida empresa alemana especializada en la fabricación de componentes para los más avanzados semiconductores, recibió alarmantes noticias. Reportes del Wall Street Journal sugieren que cazatalentos de Huawei Technologies han puesto sus ojos en los empleados de Zeiss, intentando atraerlos a la empresa estatal china con ofertas tentadoras.

Los empleados con acceso a información confidencial no solo recibieron mensajes por LinkedIn, sino que también fueron contactados a través de correos electrónicos y llamadas telefónicas. Los cazatalentos de Huawei ofrecieron sueldos hasta tres veces mayores que los actualmente percibidos, lo que ha llevado a las autoridades alemanas a iniciar investigaciones por miedo a que tecnologías críticas caigan en manos de competidores.

Este clima de competencia enrouba la guerra tecnológica entre China y las potencias occidentales. China está intensificando sus esfuerzos por atraer a los mejores ingenieros en campos especializados como semiconductores avanzados e inteligencia artificial, mientras que los gobiernos occidentales tratan de restringir el acceso a sus tecnologías más sensibles.

Las empresas chinas apuntan a regiones clave como Taiwán, algunos sectores en Europa y Silicon Valley. Además, se ha planteado la preocupación de que muchas de estas compañías utilicen tácticas camufladas, formando empresas locales para evitar la atención de los reguladores de otras naciones.

Taiwán ya ha implementado regulaciones estrictas para el reclutamiento de profesionales por parte de empresas chinas, especialmente en un contexto de crecientes tensiones políticas y militares. En septiembre, el gobierno taiwanés acusó a ocho empresas chinas de atraer ilegalmente talentos desde la isla.

En Corea del Sur, las sanciones para aquellos que transfieren tecnología sensible a China han aumentado, incluso durante procesos de reclutamiento. Un ejemplo notorio está relacionado con un exejecutivo de Samsung que fue acusado de facilitar el acceso a información privilegiada crucial para la construcción de una planta de semiconductores en China.

A pesar de que Estados Unidos y Europa han estado abiertos al reclutamiento, los funcionarios de inteligencia han advertido un patrón creciente en el que operadores vinculados a China tratan de captar a especialistas en alta tecnología. En 2017, el gobierno chino lanzó un plan para atraer talentos extranjeros en campos como la inteligencia artificial y el aprendizaje automático, poniendo énfasis en la necesidad de contar con expertos internacionales.

La dificultad para regular estas prácticas radica en la complejidad del debate sobre el significado de "reclutamiento adecuado". Los consumidores de servicios de tecnología que han sido contactados por estas empresas a menudo son escépticos sobre realizar el cambio, temiendo las repercusiones en su reputación y el ajuste cultural a la empresa.

Un caso relevante en 2023 involucró a Alon Raphael, CEO de FemtoMetrix, quien testificó ante el Congreso de EE. UU. que su compañía había sido víctima de la sustracción de secretos comerciales por parte de ex-empleados que luego fundaron una empresa de semiconductores en China, lo que evidencia la creciente amenaza que enfrentan las compañías occidentales.

Los expertos están especialmente preocupados por el potencial de China para atraer trabajadores de ASML Holding, una de las empresas de tecnología más relevantes a nivel global. ASML, con sede en los Países Bajos, es la única empresa capaz de fabricar máquinas para la litografía de chips de próxima generación, vitales para aplicaciones de inteligencia artificial y otros usos críticos.

Para complicar la situación, desde 2021, Huawei ha contratado a numerosos ingenieros en el campo de la litografía y óptica, procedentes de empresas como ASML. Se ha documentado que un ex-empleado de ASML que dejó la compañía hace una década creó posteriormente una empresa competidora en China, la cual estuvo basada en secretos vitales de su antigua empresa.

A medida que las tentaciones para los expertos tecnológicos persisten, los gobiernos de Occidente se ven en la necesidad de considerar estrategias que protejan sus activos de propiedad intelectual y fortalezcan sus propias industrias tecnológicas ante el acecho constante de la competencia china. ¿Cómo reaccionarán las potencias occidentales ante esta invasión disfrazada de cazatalentos?