Ciencia

Siempre los mismos: ¿Por qué los Nobel siguen ignorando a tantas científicas?

2024-10-10

Autor: Benjamín

Desde la creación de los Premios Nobel en 1901, los galardones destinados a honrar logros significativos en diversas áreas del conocimiento han dejado una gran deuda con el género femenino. Aunque Marie Skłodowska-Curie fue la primera mujer en recibir un Nobel en 1903, la representación femenina en estos prestigiosos premios ha sido escasa. Un estudio revela que únicamente en 42 de las 121 ceremonias (considerando las interrupciones por la ocupación nazi) se ha galardonado al menos a una mujer.

En el ámbito científico, la cifra es aún más alarmante: solo 13 mujeres (5,7 %) han recibido el Premio Nobel de Fisiología o Medicina, 8 (4,1 %) en Química y 5 (2,2 %) en Física. Las estadísticas muestran que, en años recientes, la situación no ha mejorado, ya que en 2016 y 2017, ninguna mujer fue premiada, y el balance de este año se traduce en siete hombres galardonados frente a ninguna mujer.

El caso de científicas olvidadas es significativo. Lise Meitner, por ejemplo, fue fundamental en el descubrimiento de la fisión nuclear junto a Otto Hahn, quien recibió el Nobel de Química sin reconocer su contribución. Meitner tuvo 49 nominaciones frente a las 39 de Hahn, y sin embargo, su labor fue pasada por alto. Este patrón de exclusión también se observa en el caso de la propia Marie Curie, quien casi se queda sin su primer Nobel, ya que inicialmente fue otorgado solo a su esposo Pierre, quien insistió en que el premio debía ser compartido.

La polémica reciente gira en torno a Rosalind Lee, cuya contribución en el trabajo galardonado junto a su esposo, Victor Ambros, fue reconocida por la Academia, pero él fue el único premiado. Las reacciones al respecto han puesto de manifiesto la falta de visibilidad de las mujeres en la ciencia y el sesgo que perpetúa estas dinámicas. Además, se ha evidenciado que la mención en la autoría de un artículo científico no siempre refleja el verdadero aporte de una investigadora.

El proceso de selección de los galardonados, que involucra a un comité compuesto en su mayoría por hombres, permite que las nominaciones a menudo reflejen un círculo cerrado de personas de su misma red, lo que resulta en un notable desbalance de género. A pesar de que candidatos merecedores podrían ser nomidados, la invisibilidad de las científicas contribuye a que queden fuera del radar.

Un informe de 2021 reveló que, de 2001 a 2020, se otorgaron 2011 premios a hombres frente a 262 a mujeres en los 141 premios internacionales más prestigiosos, incluyendo los Nobel. Aunque la proporción de mujeres ganadoras ha aumentado levemente, incluso con un 19 % entre 2016-2020, el sesgo de género parece continuar afectando la equidad en la premiación.

Este fenómeno se agrava ya que las mujeres tienden a tener carreras más cortas y menos visibilidad en círculos académicos, muchas veces debido a la carga desproporcionada del cuidado familiar que asumen. Por tanto, la ciencia sigue perdiendo la diversidad de ideas y perspectivas necesarias para fomentar la innovación. La conversación sobre la necesidad de revisar la práctica de otorgar premios individuales ha cobrado más fuerza, ya que los avances científicos son el resultado de trabajos colectivos y colaborativos.

En un momento donde es crucial reconocer y valorar todas las contribuciones, la recompensa de los siglos pasados sigue marcando la pauta. Así, queda en entredicho la premisa de que los Premios Nobel son para quienes ven lo que otros no ven, especialmente cuando los que miran no son capaces de ver a las científicas.