El Producto Interno Bruto (PIB) de Chile registró un inesperado crecimiento anual del 2,3% en el tercer trimestre de 2024, según informó el Banco Central el lunes. Este crecimiento, que superó ligeramente las expectativas del mercado, es una buena noticia para un país que ha enfrentado múltiples desafíos económicos en los últimos años.

La demanda interna contribuyó a este resultado con un aumento del 0,5%, impulsado en gran medida por un mayor consumo. El comercio exterior también mostró resultados positivos, con incrementos en las exportaciones e importaciones, lo que tuvo un efecto neto favorable en el crecimiento del PIB.

El Banco Central detalló que el crecimiento se sustentó principalmente en las actividades de servicios personales, minería, transporte, industria manufacturera y comercio, mostrando así una diversificación en las fuentes de crecimiento del país.

Desde la perspectiva del gasto, el aumento del PIB se apoyó en un crecimiento significativo en las exportaciones y, en menor medida, en la demanda interna, destacando un incremento en el consumo tanto del gobierno como de los hogares. Sin ajustar por estacionalidad, la actividad económica mostró un crecimiento del 0,7% con respecto al trimestre anterior.

Asimismo, aunque se moderó el déficit de cuenta corriente, la deuda externa aumentó y las reservas disminuyeron. En el tercer trimestre, el gasto de los hogares creció un 1%, siendo los bienes no duraderos y servicios los que más aportaron al incremento, especialmente en productos farmacéuticos y en vestuario, así como en servicios de transporte y salud. El consumo del gobierno también mostró un notable aumento del 5,3%, impulsado por un mayor gasto en educación.

Por otro lado, la formación bruta de capital cayó un 3,8%, lo que refleja una menor variación en existencias -con un ratio acumulado de -0,8% del PIB- y una leve disminución en la formación bruta de capital fijo (FBCF).

En términos de ingreso, el ingreso nacional bruto disponible real creció un 3,3%, gracias al efecto positivo de los términos de intercambio. Además, el ahorro bruto total alcanzó el 23,4% del PIB en términos nominales, compuesto de un ahorro nacional del 19,5% y un ahorro externo de 3,9% del Producto.

En cuanto a las distintas actividades, se resaltó el notable crecimiento de la minería, que aumentó un 5,1% gracias a la producción de cobre y, en menor medida, a los minerales no metálicos. Sin embargo, la extracción de hierro mostró un retroceso.

El sector industrial también destacó, con un aumento del 3,2%, donde las industrias de alimentos y productos químicos fueron las más beneficiadas. El comercio, por su parte, creció un 3,5%, impulsado por un aumento tanto en las ventas minoristas como en las mayoristas.

El transporte tuvo un notable incremento del 6,7%, principalmente debido al transporte aéreo y servicios relacionados. Además, los servicios personales crecieron un 7,1%, con el sector educativo liderando este avance, seguido por el ámbito de la salud.

A pesar de estos avances, el sector de suministro de electricidad, gas y agua decreció un 2%, lo que se atribuyó al descenso en la generación eléctrica y al aumento en los costos de insumos.

Por último, el Banco Central reportó un déficit en cuenta corriente de US$3.140 millones, equivalente al 3,9% del PIB. Aunque la balanza comercial de bienes mantuvo un superávit, las rentas y la balanza comercial de servicios presentaron saldos deficitarios. Sin embargo, se registraron entradas netas de capital de US$4.261 millones, lideradas por la inversión extranjera directa en Chile, lo que podría dar un respiro a la economía.

Con todas estas variables en movimiento, se abre un escenario de esperanza y oportunidades para la economía chilena, pero también se prevé la necesidad de mantener políticas sólidas para enfrentar los desafíos que puedan surgir.