Como estudiante de medicina en la primera década de los 2000, creía que jamás me vería amenazado por la inteligencia artificial en mi profesión. En aquel momento, era evidente que la tecnología podría superar los aspectos técnicos de la medicina. Cada vez que buscaba información sobre enfermedades complejas, descubrí que las respuestas confiables aparecían fácilmente en los motores de búsqueda.

Tenía la firme convicción de que el aspecto humano de la medicina, que implica empatía y una comunicación efectiva con los pacientes, sería lo que nunca podría reemplazar un programa informático. Pensaba que mis habilidades sociales y mi compasión me darían una ventaja única.

Sin embargo, la llegada de ChatGPT y otros modelos de lenguaje demostró ser una verdadera revelación. Estas herramientas no solo se destacan en diagnósticos y en la creación de planes de tratamiento basados en evidencias, sino que también han desarrollado una sobresaliente capacidad de comunicación empática. De hecho, en estudios recientes, se ha demostrado que las interacciones generadas por ChatGPT son consideradas más empáticas y de mejor calidad que las de muchos médicos.

Esto puede sonar alarmante, pero hay una razón poderosa detrás de esta capacidad de la IA: la compasión en medicina, como en muchos aspectos de la vida, a menudo se basa en fórmulas y guías bien estructuradas. Aprendí esta lección en mi tercer año de carrera, durante una clase sobre cómo comunicar malas noticias a los pacientes. En un ejercicio dramático, se nos pidió que informáramos a una paciente ficticia sobre su diagnóstico de cáncer tras una biopsia. Fue aterrador, pero también revelador.

Antes de esa clase, pensaba que la entrega de malas noticias era el reto más desalentador de mi carrera, un verdadero testimonio del lado humano. Sin embargo, lo que descubrí fue que el proceso requería seguir una serie de pasos claramente definidos. Desde no dar la noticia de inmediato hasta utilizar un lenguaje comprensible, me di cuenta de que la empatía se podía estructurar.

Con el tiempo, como médico de urgencias, he utilizado estos guiones memorables para comunicarme con decenas de pacientes y sus familias, lo que puede ser devastador. El contraste entre la angustia de los pacientes y mi propia emocionalidad controlada me hizo cuestionar el significado de ser verdaderamente humano en estos momentos. Cuanto más difícil es el pronóstico, más busco estas líneas guiadas para obtener claridad y dirección.

La inteligencia artificial tiene el potencial de revolucionar la atención médica, y aunque no reemplazará por completo a los médicos, se prevé un trabajo conjunto muy prometedor. Se está empezando a usar la IA para ayudar a documentar eficientemente en los historiales médicos, así como para explicar conceptos complejos a los pacientes. Desde el análisis de síntomas hasta la creación de un plan de tratamiento, la IA puede ser un aliado poderoso.

La inquietud sobre el futuro de la humanidad en la era de la IA es válida. Sin embargo, es importante recordar que los guiones y las normas sociales siempre han estado en el centro de nuestras interacciones cotidianas. Desde cómo saludamos a alguien hasta las formas de mostrar afecto y manejar situaciones difíciles, todos estamos sujetos a esta estructura.

Finalmente, lo que realmente importa no es si los médicos sienten empatía, sino si actúan en consecuencia. Y a su modo, la IA está diseñada para proporcionar respuestas y actitudes que muestren compasión y entendimiento. Al fin y al cabo, las palabras, ya sean escritas por un ser humano o generadas por un algoritmo, pueden tener un impacto poderoso en la vida de los pacientes.