Este domingo, las autoridades palestinas de salud reportaron una devastadora cifra de 30 muertos, incluidos 13 niños, tras bombardeos israelíes que impactaron dos casas en la Franja de Gaza.

El primer ataque, que tuvo lugar en horas de la mañana en Yabalia, al norte del enclave, dejó al menos 25 fallecidos, muchos de ellos menores de edad, y más de 30 heridos. La situación es aún más alarmante, ya que se teme que algunas personas sigan atrapadas entre los escombros.

El segundo bombardeo ocurrió en el barrio Al Sabra, en Ciudad de Gaza, resultando en cinco muertes adicionales y varios desaparecidos. Las estimaciones indican que podría haber más civiles bajo los restos de las viviendas destruidas, lo que aumenta la urgencia de las labores de rescate.

En el contexto de este conflicto, los ataques han sido justificados por Israel como parte de una ofensiva contra el grupo islamista Hamás, activo en la región. Sin embargo, es importante subrayar que la gran mayoría de las víctimas son civiles, lo que plantea serias preocupaciones sobre el impacto de las operaciones militares en la población no combatiente.

Desde que se inició este conflicto el 7 de octubre de 2023, tras un ataque sorpresivo de Hamás que dejó 1.206 muertos en Israel, la violencia no ha hecho más que intensificarse. De acuerdo a las autoridades israelíes, 251 personas fueron capturadas, y de ellas, 97 todavía se encuentran en Gaza, mientras que 34 han sido confirmadas como fallecidas.

Este ciclo de violencia ha desatado un llamado internacional para alcanzar un alto al fuego y garantizar la protección de los civiles. El horror de estas cifras nos recuerda la urgencia de buscar soluciones pacíficas para poner fin a este trágico episodio en la historia de la región.