En un destacado informe difundido por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), se ha revelado que el 2022 marcó un nuevo mínimo histórico en los casos de VIH desde que se comenzaron a reportar en la década de 1980. Este es un rayo de esperanza en la búsqueda de erradicar esta infección de la lista de emergencias de salud pública global para el 2030.

Sin embargo, el camino hacia este objetivo es desafiante. Para conseguirlo, el mundo deberá triplicar la actual tasa de reducción de nuevos infectados. Aunque las cifras globales son alentadoras, en algunos países el VIH sigue representando un grave problema social, donde el estigma asociado a la homosexualidad limita el acceso a tratamientos adecuados.

40 años en guerra contra el VIH

El VIH fue descubierto a principios de la década de los 80, aunque pruebas de su existencia se remontan a años anteriores. En 1981, los primeros casos de una enfermedad extraña comenzaron a aparecer, denominándose más tarde síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA). No fue hasta 1984 que se identificó el virus causante, el VIH. Desde el momento de su descubrimiento, el virus se propagó rápidamente a nivel global.

El VIH aprovechó diversas vías de transmisión, incluyendo el uso compartido de jeringuillas, transfusiones de sangre y relaciones sexuales, especialmente entre hombres que tienen sexo con hombres. A pesar de la evidencia científica que demuestra que el VIH no se transmite por contacto casual, el estigma social perpetuó la ignorancia, llevando a la discriminación. La famosa imagen de la Princesa Diana de Gales dándole la mano a un paciente con SIDA fue un hito que comenzó a cambiar la percepción pública hacia la enfermedad.

Se estima que a inicios de los años 80, el número de personas infectadas era solo un puñado. Pero hacia 1985, el VIH ya se había expandido drásticamente, alcanzando su cumbre en 1995 con 3,3 millones de nuevos casos. La concienciación y la prevención condujeron a la reducción de casos, culminando en 1,3 millones de nuevas infecciones en 2023.

Estrategias efectivas para combatir el virus

El enfoque para reducir la propagación del VIH se ha centrado en tres pilares fundamentales. Primero, la educación. Concienciar sobre la transmisión y la importancia del uso de preservativos ha sido crucial. En muchos lugares, se facilitaron jeringuillas a consumidores de drogas para prevenir contagios.

En segundo lugar, el desarrollo de tratamientos antirretrovirales ha permitido que quienes viven con VIH lleven una vida casi normal. Con un adecuado seguimiento médico, la carga viral puede llegar a ser indetectable, lo que a su vez previene mayores contagios.

Finalmente, la profilaxis previa a la exposición (PrEP) ha dado a muchas personas la oportunidad de prevenir infecciones antes de la exposición al virus, resultando en una disminución notable de nuevos casos.

La amenaza del estigma y la discriminación

A pesar de los avances significativos, la cifra de 1,3 millones de nuevos casos podría ser aún menor si no fuera por el estigma social adscrito al VIH. A día de hoy, existen 63 países donde las relaciones homosexuales son penalizadas, limitando así el acceso a medidas preventivas para esta población. Es fundamental desmitificar la creencia de que el VIH es solo una “enfermedad de homosexuales”; la realidad es que cualquier persona puede infectarse.

El desafío continúa, especialmente en países como Uganda, donde las leyes extremas contra la homosexualidad hacen que muchos se vean obligados a ocultar su orientación sexual y evitar el acceso a tratamientos. La lucha no solo es por la ciencia, sino también por el reconocimiento de los derechos humanos y el acceso equitativo a la salud para todos. ¡Unámonos en esta batalla por la vida y la dignidad!