¡Así muere una estrella! Un espectáculo cósmico sin igual

Las estrellas masivas no se desvanecen sin dejar huella. En los últimos instantes de su existencia, cuando el hidrógeno se agota, su estructura colapsa y se desencadena una violenta expulsión de capas externas, creando una espléndida nebulosa planetaria. Este fascinante fenómeno, que puede perdurar decenas de miles de años, nos ofrece un retrato efímero del ocaso de estos gigantes del universo.

En abril de 2025, dos extraordinarios telescopios espaciales, el James Webb y el Hubble, capturaron momentos asombrosos de estas últimas escenas estelares. Aunque los sistemas observados están separados por miles de años luz, ambos muestran un destino común: la transformación inminente de una estrella en una nube brillante de gas y polvo.

Revelaciones Impactantes: NGC 1514 y Kohoutek 4-55

Por un lado, la nebulosa NGC 1514, capturada por el Webb, revela los resultados de una interacción binaria que alteró su forma. Por otro lado, Kohoutek 4-55, observada por Hubble, representa el fin clásico de una estrella solitaria, pero con una complejidad que sugiere varias etapas de expulsión.

Estas impresionantes imágenes, fruto de tecnologías avanzadas, muestran el instante en que la fusión se detiene, la gravedad arrastra todo hacia el centro y la materia se transforma en un paisaje cósmico.

Descubrimientos de Hubble: La Fortaleza de la Nebulosa Kohoutek 4-55

Kohoutek 4-55, situada a unos 4600 años luz de distancia, demuestra la evolución de una estrella que, tras agotar su combustible, se expandió hasta convertirse en una gigante roja antes de colapsar. Esta imagen, capturada en 2009, es el legado del Hubble, mostrando un sistema de capas concéntricas multicolores que fascina a los astrónomos.

Los colores vibrantes en la imagen son un testimonio de la ionización de varios elementos: nitrógeno en rojo y naranja, hidrógeno en verde, y oxígeno en azul, formando un espectacular despliegue visual.

Revelaciones Inesperadas de NGC 1514: Un Colapso Estelar Sin Par

La nebulosa NGC 1514 no es un hallazgo nuevo; fue observada por el astrónomo William Herschel en 1790. Sin embargo, lo que no pudo prever es que, más de dos siglos después, la imagen más precisa revelaría que, en su centro, hay un sistema binario cuyas órbitas desafiaron las expectativas de simetría.

Con la ayuda del instrumento MIRI del telescopio James Webb, se confirmaron sorprendentes estructuras aplastadas, interconectadas en V, que desmantelan la idea de una forma esférica tradicional. David Jones del Instituto de Astrofísica de Canarias señala que la interacción cercana entre las estrellas pudo crear estas singulares formaciones.

Además, se detectaron una red de huecos en el centro rosado de la nebulosa, mostrando cómo el material veloz perforó las capas previas. Sin embargo, la composición química reveló ser sorprendentemente simple: la ausencia de carbono y hidrocarburos aromáticos comunes en nebulosas sugiere que el caos del material expulsado impidió la formación de moléculas complejas.

Un Viaje a través del Tiempo y el Espacio

Estos descubrimientos no solo nos acercan a comprender el ciclo de vida de las estrellas, sino que nos permiten vislumbrar cómo esos procesos cósmicos continúan moldeando nuestro universo hoy. La belleza de estas imágenes destaca la complejidad y la magnificencia de la muerte estelar, recordándonos que cada final es un nuevo comienzo en el vasto escaparate del cosmos.