Ciencia

Una experta en sueño revela por qué hombres y mujeres duermen de manera diferente

2024-10-14

Autor: Sofía

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha alarmado al mundo al estimar que un asombroso 32,8% de los adultos no duerme lo suficiente. ¡Increíble! Una de cada cinco personas se siente somnolienta durante el día, y la falta de sueño a largo plazo puede acortar la vida en hasta 4,7 años para las mujeres y 2,4 para los hombres. Para una vida saludable, necesitamos entre siete y nueve horas de sueño, y la calidad de nuestro descanso es fundamental, ya que un sueño deficiente puede deteriorar la salud mental, afectar las funciones cognitivas y aumentar el riesgo de enfermedades cardíacas y diabetes.

Sin embargo, hay un aspecto crucial del sueño que raramente se discute: el descanso efectivo. Muchos de nosotros pasamos horas en la cama sin lograr recuperar la energía perdida. La especialista española Jana Fernández, máster en fisiología del sueño y autora de "Aprende a descansar", explica que la higiene del sueño es tan importante como una buena alimentación y el ejercicio. Como ella misma dice: “Todos estamos en riesgo ante la privación de sueño. Si no lo hacemos, ¡nos morimos o enfermamos gravemente!”

Fernández destaca la importancia de priorizar el descanso. Para revertir problemas de sueño, recomienda tomar nota de los momentos de descanso y dormir a horas regulares. El cuerpo tiene su propio reloj interno, y es clave escuchar las señales: saber a qué hora sentimos sueño y cuándo nos despertamos de manera natural. En un mundo donde el desvelo parece ser la norma, entender esto puede cambiar radicalmente nuestra calidad de vida.

Uno de los grandes culpables de nuestra falta de sueño es el denominado 'jet lag social', el fenómeno de alternar entre horarios de sueño y vigilia debido a nuestras rutinas diarias. “Nos hemos acostumbrado a vivir rodeados de pantallas bajo luz artificial, a un ritmo frenético”, lamenta Fernández. Y añade que la higiene del sueño debe ser parte del autocuidado personal; es vital establecer prioridades en nuestra vida que favorezcan el descanso.

Hablando de hábitos, incorporar rituales nocturnos puede ser clave. Unas horas antes de dormir, una ducha caliente, música relajante o meditación pueden ser de gran ayuda para desacelerar el cuerpo y la mente. “Necesitamos momentos para parar durante el día. No somos máquinas, necesitamos descansar”, advierte la experta.

¿El sueño afecta de manera diferente en distintas edades? ¡Por supuesto! En la infancia y la adolescencia, el sueño es crucial para un desarrollo físico y cognitivo saludable. Los bebés, de hecho, duermen horas y horas para liberar la hormona del crecimiento, vital para su desarrollo. Sin embargo, el impacto del sueño en la salud no se limita a la edad, sino a la situación personal de cada individuo.

Y aquí viene una pregunta interesante: ¿duermen y descansan de manera diferente hombres y mujeres? La respuesta es un contundente sí. La especialista identifica diferencias biológicas y hormonales, afirmando que el ciclo hormonal de las mujeres, que incluye momentos de equilibrios y desequilibrios a lo largo de la vida (como menstruación, embarazo, y menopausia), impacta en su calidad de sueño. Por otro lado, los hombres tienen un sistema hormonal más estable, lo cual podría contribuir a un sueño más regular.

Además, la práctica de la siesta ha cobrado una nueva vida, generando debates sobre sus beneficios. Según Fernández, es completamente normal sentir una disminución de energía en ciertas horas del día, y una pequeña siesta puede ser revitalizante. Sin embargo, advierte que si se abusa de ella, podría afectar el descanso nocturno. La clave es observar y equilibrar ambas prácticas.

Finalmente, la especialista enfatiza un punto clave: cualquier decisión sobre el descanso necesariamente implica la renuncia a algo más. Comprender que elegir descansar implica dejar de lado otras actividades es fundamental para mejorar nuestra calidad de sueño. No se trata solo de dormir, sino de cómo priorizamos nuestro bienestar para asegurarnos de que, al final del día, lleguemos a la cama en un estado favorable para un buen descanso.