¡Vladimir Putin enfrenta una aplastante derrota en Siria que puede cambiar el futuro de Rusia!
2024-12-11
Autor: Mateo
La situación en Siria ha dado un giro inesperado, y ahora, Rusia no solo observa desde la distancia, sino que se enfrenta a una de las derrotas más significativas de su historia reciente. Cuando el régimen de Bashar al-Assad empezó a desmoronarse, Rusia no pudo garantizar su salvación.
En menos de diez días, los rebeldes sirios han conseguido avances estremecedores, apoderándose de ciudades estratégicas como Alepo, Hama y Homs, antes de dirigirse hacia Damasco, la capital. La caída de al-Assad ha sido celebrada con alegría por miles de sirios que anhelan un cambio. Mientras tanto, al-Assad se ha refugiado en Rusia, y esto ha provocado una pérdida devastadora para el Kremlin. Las décadas de inversión militar y estratégica que Rusia había realizado para afianzar su presencia en el Mediterráneo están ahora en jeopardy.
Aunque Putin pueda intentar mantener alguna influencia en un futuro Siria post-Assad, la realidad es innegable: ha sufrido una derrota monumental. Las raíces de la relación entre Rusia y la familia Assad se remontan a los años setenta, cuando Hafez al-Assad se alineó con la Unión Soviética. A lo largo de los años, cuando Bashar al-Assad enfrentó protestas pacíficas que se transformaron en una cruenta guerra civil, Rusia se comprometió firmemente a respaldar a su aliado, llegando incluso a vetar resoluciones en el Consejo de Seguridad de la ONU que pedían su renuncia.
Desde 2015, la intervención militar rusa fue crucial para que al-Assad recuperara el control, pero a medida que la guerra se prolongó, se hicieron evidentes las defectos de esta relación. En 2018, Rusia intentó llevar a cabo un congreso para resolver la crisis, mostrando sus intentos de establecer un diálogo, aunque con poca efectividad debido a la negativa de al-Assad a realizar concesiones. La frustración rusa llegó a niveles extremos cuando el mes pasado, con la repentina escalada de la guerra, las fuerzas de al-Assad comenzaron a desintegrarse, dejando a Rusia con pocas opciones.
Las maniobras recientes indican que el Kremlin ha revaluado su estrategia. La situación en Ucrania ha absorbido gran parte de sus recursos militares, y con los rebeldes avanzando, Rusia no logró realizar intervenciones significativas. Este cambio de enfoque revela la cruda realidad: Putin parece haber decidido priorizar la seguridad de sus bases militares en Siria, una decisión que también indica la posición debilitada de Rusia en el panorama geopolítico internacional.
La caída de al-Assad no solo provoca un vacío de poder en Siria, sino que también debilita las relaciones de Rusia con otros actores regionales importantes. Los países árabes suníes han visto con desdén el apoyo ruso a al-Assad, y ahora, sin él, la influencia de Rusia frente a naciones como Israel y Turquía se encuentra comprometida. Israel, en particular, está listo para aprovechar la situación, ya que la ausencia de al-Assad reduce sus restricciones operativas en la región.
Con respecto a Turquía, su influencia ha crecido en la zona, y con el respaldo a la oposición armada siria, representa ahora un desafío formidable para cualquier intento de Rusia de rehacer el tablero de poder en Siria. En este complicado escenario, el futuro de las bases rusas en Hmeimim y Tartus es incierto; si bien Rusia intentará mantenerlas, la dinámica del conflicto ha cambiado de manera radical.
En conclusión, el futuro de la influencia rusa en Siria está en entredicho. Aunque la diplomacia puede ofrecer algunas oportunidades, el impacto de la caída de al-Assad significará que la potencia rusa jamás recuperará el mismo grado de control o prestigio en la región. La Dra. Notte, experta en política exterior rusa, advierte que el Kremlin deberá prepararse para un futuro incierto que podría redefinir su posición en el Medio Oriente.