Desde finales de 2022, el mundo ha sido testigo de un preocupante incremento en los casos de sarampión, y esta tendencia se mantiene firme hasta el 2025. En España, el número de casos ya alcanza los 142, un aumento notable desde los 110 reportados a finales de febrero, según el Instituto de Salud Carlos III (ISCIII). Esta cifra podría continuar ascendiendo debido a la circulación del virus a nivel global.

El sarampión es una enfermedad vírica extremadamente contagiosa que, en ocasiones, puede resultar grave. Los síntomas más comunes incluyen fiebre alta, erupciones cutáneas, tos fuerte y conjuntivitis. Uno de los signos característicos de esta enfermedad son las manchas de Koplik, que aparecen en la mucosa de la boca y son exclusivas del sarampión. En algunos casos, pueden surgir complicaciones serias como otitis, neumonía o encefalitis, lo que resalta la gravedad de esta enfermedad.

Desde 2016, España se ha mantenido en una situación de eliminación del sarampión, gracias a una cobertura nacional de vacunación que supera el 90% para dos dosis, y el 95% para una dosis única. Sin embargo, el aumento en los casos recientes ha puesto en alerta a las autoridades sanitarias. Por ello, se insta a la población a vacunarse y a identificar de manera temprana los contactos para ofrecer las medidas de salud adecuadas y seguir sus casos adecuadamente. La meta es alcanzar y mantener tasas de vacunación superiores al 95% en todas las comunidades autónomas.

A pesar del riesgo creciente de exposición, los expertos aseguran que el riesgo de infección en la población general en España permanece bajo, principalmente debido a las altas tasas de vacunación. Sin embargo, hay que tener en cuenta que a mayor probabilidad de exposición, mayor es el riesgo de transmisión entre los grupos no protegidos adecuados.

¿Quiénes deben vacunarse contra el sarampión?

La vacunación es la mejor defensa contra esta enfermedad. En España, la vacuna contra el sarampión está integrada en la llamada MMR, que protege contra sarampión, rubéola y parotiditis, y forma parte del calendario vacunal infantil desde 1981, aplicándose en dos dosis. Se recomienda iniciar la vacunación a los 12 meses y administrar la segunda dosis a los 2 años.

Cabe destacar que los adultos que nacieron antes de 1981 pueden haber desarrollado inmunidad natural tras haber padecido la enfermedad. Además, la AEP menciona que la vacuna se puede aplicar el mismo día que se administran otras vacunas, sin complicaciones.

En relación a los efectos adversos, la mayoría son leves y comunes, tales como fiebre moderada que puede presentarse entre 5 y 15 días después de la vacunación. Raramente, pueden ocurrir alteraciones temporales de la coagulación o hinchazón de articulaciones.

Es fundamental desmentir un mito persistente relacionado con la vacunación: la vacuna contra el sarampión no causa autismo. Los pediatras y expertos de la AEP afirman que no existe ninguna relación entre la vacunación del sarampión y el autismo infantil. La salud de la población depende de la vacunación, y tu decisión puede marcar la diferencia. ¡Vacúnate y protege a tu comunidad!