La reciente vuelta a la oficina de grandes corporaciones como Amazon ha dejado a muchos empleados inquietos, pues algunos denuncian que la compañía está creando un ambiente hostil con el objetivo de forzarlos a renunciar sin compensaciones. Esta situación fue desmentida por los altos directivos de la empresa, que aseguran que sus prácticas son completamente legítimas.

Sin embargo, lo que realmente ha cobrado fuerza son los despidos disciplinarios, una nueva táctica utilizada por varias empresas para reducir costos en medio de la crisis económica. Entre 2022 y 2023, se ha incrementado significativamente el número de despidos justificados por faltas graves, eliminando así el derecho a indemnización para los afectados.

Uno de los casos más destacados fue reportado por el Financial Times, que reveló que Meta despidió a 20 empleados altamente cualificados porque intercambiaron bonos de comida por productos de limpieza y vino. Según la compañía, esta acción violaba su política ética, lo que llevó a su despido casi inmediato.

Un caso similar fue el de la consultora EY, que aplicó su política rígida al despedir a empleados que intentaron asistir a dos capacitaciones online al mismo tiempo, considerándolo una infracción a sus normas internas. Esto ha puesto de relieve cómo las empresas están abusando de sus políticas para justificar despidos.

Uno de los ejemplos más polémicos lo protagonizó Mercadona, que despidió a un empleado de 16 años de antigüedad por comer una croqueta descartada. Aunque el Tribunal Superior de Justicia de Castilla-La Mancha declaró el despido improcedente, la empresa argumentó que se trataba de una falta muy grave. La sentencia destacó que la sanción era desproporcionada y que no justificaba el despido.

Los datos son alarmantes: según informes de El Economista, los despidos disciplinarios representan el 54% de las bajas por despido, alcanzando un total de 430.716 empleados despedidos por esta causa, un aumento del 7,2% en lo que va del año. Este fenómeno refleja un endurecimiento de las políticas y la cultura empresarial en un clima laboral cada vez más tóxico.

Expertos como Leo Martin, director ejecutivo de GoodCorporation, advierten que los empleados pueden estar enfrentando plazos irrealistas y excesivas presiones laborales. Este tipo de ambiente puede llevar a que los empleados cometan errores que, aunque sean menores, son utilizados por los empleadores para justificar acciones drásticas.

Recientemente, el Tribunal Supremo ha dictado una sentencia crucial que podría cambiar este panorama. A partir de ahora, se aplicará un nuevo criterio en cuestiones de despidos disciplinarios, requiriendo a las empresas ofrecer a los empleados la oportunidad de defenderse de las acusaciones antes de ser despedidos. Esta medida busca proteger los derechos de todos los trabajadores y asegura que aquellos despidos que no cumplan este requisito se clasifiquen como improcedentes, obligando a las empresas a pagar indemnización.