Durante gran parte del siglo XX, los avances en salud pública y medicina llevaron a un impresionante aumento de la esperanza de vida, logrando incrementos de hasta tres años por década en países con poblaciones longevas. Se llegó a predecir que la mayoría de los niños nacidos en el siglo XXI vivirían hasta los 100 años o más. Sin embargo, un nuevo estudio publicado en la revista Nature Aging revela que esta tendencia está cambiando: el ritmo al que aumenta el número de personas superlongevas en países desarrollados se está desacelerando.

El autor principal, Stuart Jay Olshansky, advierte que la humanidad está disfrutando de vidas más largas gracias a la medicina y la salud pública, pero señala que la influencia de la reducción de enfermedades en la prolongación de la vida está disminuyendo. "No debemos esperar que la esperanza de vida al nacer aumente rápidamente en el futuro", comenta a elDiario.es. "Debemos enfocarnos en prolongar la vida saludable en lugar de simplemente intentar hacer que vivamos más".

El estudio, que analiza datos de mortalidad de nueve regiones, incluyendo España, indica que a partir de 2010 hubo una desaceleración global en el aumento de la esperanza de vida. El análisis comprendió datos de diversas naciones como Hong Kong, Japón, Korea del Sur, Australia, Francia, Italia, Suiza y Suecia, y se comparó con estadísticas de Estados Unidos entre 1990 y 2019. Notablemente, esta desaceleración es más pronunciada en Estados Unidos.

¿Qué está pasando desde 2010?

Los datos revelan que los niños nacidos a partir de 2010 tienen una menor probabilidad de llegar a los 100 años comparado con proyecciones anteriores (un 5,3% de probabilidad para mujeres y un 1,8% para hombres). Hong Kong destaca como la región con mayores probabilidades, donde se espera que el 12,8% de las mujeres y el 4,4% de los hombres alcancen los 100 años. En España, la situación es similar, con un 4,4% de probabilidad para las mujeres y un 1,6% para los hombres en 2019.

Causas de esta desaceleración

Olshansky señala que esta ralentización se debe a varios factores, incluyendo el acceso desigual a atención médica de calidad y la epidemia de obesidad en Estados Unidos, que es más grave que en otros países. Además, advierte que aunque habrá más personas alcanzando los 100 años en el futuro, eso no significa que la esperanza de vida general esté aumentando al mismo ritmo.

Manuel Collado, experto en envejecimiento, sostiene que este fenómeno es consecuencia de la expansión de intervenciones que mejoran la salud en ausencia de innovaciones radicales. "Asumir que la esperanza de vida iba a seguir su senda ascendente es tan iluso como pensar que podríamos romper récords en los 100 metros lisos con el mismo esfuerzo", expresa.

Un futuro incierto

Los investigadores concluyen que para revertir esta tendencia será necesario implementar cambios significativos en las políticas de salud y en la planificación de sistemas de jubilación. A medida que nuestra población envejece, será crucial garantizar que los años vividos en la vejez sean de calidad, y no solo de cantidad. Esto implica que las instituciones y la economía deben adaptarse para satisfacer las nuevas realidades demográficas, asegurando una buena calidad de vida para todos, independientemente de su edad.

A pesar de este panorama, las proyecciones indican que en países menos desarrollados aún se pueden esperar mejoras significativas en la esperanza de vida, particularmente a medida que avancen en sus sistemas de salud. La Organización Mundial de la Salud enfatiza que el objetivo no debe ser solo añadir años a la vida, sino asegurarse de que esos años sean vividos con dignidad y calidad, tanto física como emocional. Como bien sentencia Durán, experta en envejecimiento, "la verdadera riqueza no radica en los años, sino en la calidad de esos años vividos".