El Gobierno de Vladimir Putin ha realizado un drástico cambio en su doctrina nuclear, permitiendo el uso de armas nucleares en respuesta a "agresiones de Estados no nucleares respaldados por países que sí lo son". Esta decisión viene como reacción a la reciente autorización por parte de Joe Biden para que Ucrania utilice el Sistema de Misiles Tácticos del Ejército (Atacms).

Rusia reportó hoy un ataque con un misil Atacms estadounidense en la región de Bryansk, aunque Ucrania no ha confirmado este incidente.

La nueva doctrina, impuesta por Putin antes de las elecciones en EE. UU., señalan graves consecuencias: "Cualquier amenaza crítica a la soberanía de Rusia con armas convencionales, incluso un ataque a Bielorrusia, podría resultar en una respuesta nuclear". Esto refleja una escalada en el conflicto que podría tener efectos devastadores no solo para las naciones involucradas, sino también para el orden mundial.

En una sorprendente coincidencia, este mes, las Naciones Unidas ha aprobado la elaboración de un estudio sobre los efectos de la guerra nuclear, el primero desde los años 80. Este informe examinará las consecuencias físicas, sociales y ambientales que podría acarrear una guerra nuclear, lo que subraya la grave situación actual.

La decisión de Rusia de abrirse al uso de su arsenal nuclear es alarmante y ha sido respaldada por comentarios del secretario de prensa de Putin, Dmitri Peskov, quien afirmó que Rusia 'se reserva el derecho' a utilizar estas potenciales armas de destrucción masiva. Dmitri Medvédev, ex presidente ruso, también ha insinuado la posibilidad de llevar a cabo ataques devastadores contra Kyiv y las instalaciones de la OTAN.

Según la Campaña Internacional para Abolir las Armas Nucleares (ICAN), Rusia lidera el mundo con 5.889 ojivas nucleares, seguido por EE. UU. con 5.224. La magnitud de esta amenaza es innegable, considerando que una única ojiva nuclear podría perder cientos de miles de vidas, generando consecuencias humanitarias y ambientales devastadoras.

La reciente resolución de la ONU fue aprobada por 144 países, incluyendo a China, mientras que Rusia, Francia y el Reino Unido votaron en contra, y EE. UU. optó por la abstención. Este informe, impulsado por Nueva Zelanda, busca aclarar cómo afectaría una guerra nuclear no solo a las naciones directamente involucradas, sino al mundo entero.

Con estos acontecimientos, la comunidad internacional observa con inquietud los pasos que dará Putin y el posible impacto que esto podría tener en la estabilidad global. La escalada de tensiones entre nucleares y no nucleares nunca ha sido tan palpable. La pregunta que muchos se hacen es: ¿estamos ante el umbral de una nueva era de guerra y destrucción? El tiempo lo dirá.