
¡Alerta tardía! Un experto revela la verdad detrás de la tragedia de la dana en Valencia
2025-04-01
Autor: Ana
La tragedia que golpeó a Valencia el pasado 29 de octubre, dejando un saldo devastador de 228 muertos y enormes pérdidas materiales, se vio exacerbada por la reacción inadecuada de las autoridades. Alberto Martínez, un ingeniero geólogo y experto en gestión de riesgos naturales, compareció ante la jueza Nuria Ruiz Tobarra en Catarroja para afirmar que la alerta que la Generalitat Valenciana envió a los teléfonos móviles fue "tardía" y "confusa".
Martínez criticó que el aviso llegó a las 20:11 horas, cuando ya había víctimas y muchos habitantes estaban atrapados en sus hogares. Según él, la alerta debía haberse emitido inmediatamente después de que se activara el aviso rojo a las 7:36 horas de esa mañana por la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet). Este retraso podría haber sido clave para salvar vidas.
En un comparativo histórico, recordó la riada de 1957, que causó 81 muertes, explicando que en ese entonces las autoridades actuaron rápidamente y comunicaron el riesgo a los pueblos vecinos, lo que permitió la evacuación de 100,000 personas mediante radio y otros medios. En contraste, en la tragedia reciente, la falta de comunicación adecuada resultó en un grave error que podría haberse evitado.
Martínez aseguró que las recomendaciones para prevenir desastres están presentes en los planes de actuación de los gobiernos local y autonómico, y que el protocolo de evacuación se debió haber activado. Además, mencionó que existe una biblioteca de textos desarrollada por la Universidad de Alicante, la cual podría haber proporcionado un mensaje claro y específico para esta situación.
Del mismo modo, subrayó que el colapso del barranco del Poyo era previsible. "Conociendo las previsiones de lluvia en Chiva y Buñol, un ingeniero geólogo debería haber anticipado el desbordamiento", enfatizó. Resaltó que el barranco ya estaba catalogado como una zona de riesgo significativo de inundación.
El ingeniero también lamentó la falta de preparación, mencionando fallos críticos en la planificación urbana, así como las construcciones en zonas inundables. A pesar de que las obras del nuevo cauce del río Turia han servido como una barrera, él advirtió que no son infalibles y que la tragedia pudo haber sido mucho más grave.
Con una notable preocupación, describió cómo días previos a la inundación, una alerta de lluvias torrenciales indicaba hasta 300 litros por metro cuadrado. A pesar de esto, como docente en un instituto de educación secundaria en Aldaya, vio con tristeza que no se suspendieron las clases ese día. Muchos estudiantes no asistieron, pero las clases continuaron, poniendo en riesgo la seguridad de todos.
Finalmente, conmovido, Martínez relató que al llegar a casa descubrió, a través de la televisión, la magnitud de la devastación: coches arrastrados por las aguas y pueblos completamente incomunicados. "Una barbaridad", concluyó, mientras instaba a las autoridades a aprender de esta tragedia para evitar futuros desastres. Este caso debe ser un llamado de atención que no se puede ignorar.