Más allá de la continua guerra en Ucrania, el presidente ruso, Vladímir Putin, se enfrenta a otro serio reto en la región separatista de Abjasia, donde enormes protestas han estallado pidiendo la renuncia del gobierno local, que cuenta con el respaldo de Moscú. En la capital abjasia, Sujumi, los manifestantes han tomado el control de edificios clave, incluido el parlamento, en medio de crecientes tensiones por un polémico acuerdo de inversión con Rusia.

A raíz de la presión popular, el presidente de la autoproclamada república, Aslan Bzhania, renunció este martes tras negociaciones entre miembros del Gobierno y la oposición. Esta decisión busca apaciguar el descontento, pero también abre la puerta a una incertidumbre política que podría desestabilizar aún más la región.

La oficina presidencial advirtió a los ciudadanos que ocupan los edificios gubernamentales que deben dispersarse durante el día. En caso contrario, Bzhania podría retractarse de su dimisión, tal como se menciona en un mensaje compartido a través de su canal de Telegram.

Abjasia, que se separó de Georgia y declaró su independencia en 1993, ha funcionado de manera estratégica para Rusia desde la guerra con Georgia en 2008, manteniendo bases militares y tropas rusas en su territorio. Sin embargo, la actual crisis de legitimidad del gobierno local pone en tela de juicio el control de Moscú en la región.

Las manifestaciones fueron desencadenadas por el anuncio gubernamental de considerar un nuevo acuerdo de inversión con Rusia, lo cual fue interpretado por muchos abjasios como un intento de fortalecer la dependencia económica y política de Moscú. Esta situación culminó la semana pasada en la ocupación del parlamento por parte de los protestantes, quienes se niegan a abandonar el edificio hasta que se satisfagan sus demandas.

El 18 de noviembre, los manifestantes también intentaron tomar la sede de la Compañía Estatal de Televisión y Radiodifusión de Abjasia (AGTRK), enfrentándose a resistencia y disparos en el lugar, según reporta Deutsche Welle.

Un desafío crítico para Putin

El descontento en Abjasia se presenta en un momento especialmente delicado para Putin, quien ya debe lidiar con la presión internacional por la guerra en Ucrania y otros conflictos en su zona de influencia. Aunque Moscú ha ejercido un control firme sobre Abjasia durante años, esta nueva crisis podría desafiar su capacidad para mantener dicho dominio.

Además, las tensiones en Abjasia podrían inspirar a otros movimientos separatistas en diversas regiones donde Rusia tiene interés, lo que representa una amenaza aún mayor para la estabilidad del Kremlin. La comunidad internacional observa con atención, preguntándose si esta situación podría ser el inicio de una cadena de eventos que desafiará la autoridad de Putin en sus territorios aliados.