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Astronautas transformados: el sorprendente regreso de Wilmore y Williams tras 300 días en el espacio

2025-04-01

Autor: Manuel

En junio de 2024, los astronautas de la NASA, Butch Wilmore y Suni Williams, iniciaron una misión de 8 a 10 días en la Estación Espacial Internacional (EEI). Sin embargo, un problema técnico con la nave Starliner retrasó su regreso, que se llevó a cabo en marzo de 2025, tras una increíble estancia de 286 días en microgravedad.

Este prolongado tiempo en el espacio transformó no solo sus cuerpos, sino también su perspectiva sobre la vida. La exposición a la microgravedad puede causar efectos significativos y duraderos: atrofia muscular, disminución de la densidad ósea, y alteraciones en la salud cardiovascular son solo algunos de los desafíos que enfrentan los astronautas. La imagen de cómo lucían antes de partir y cómo regresaron muestra los efectos extremos que la ausencia de gravedad puede tener.

Días que parecen décadas

Tanto la NASA como la Agencia Espacial Europea (ESA) han llevado a cabo investigaciones exhaustivas sobre las consecuencias de vivir en el espacio. La pérdida de masa muscular y ósea es uno de los desafíos más alarmantes. En la EEI, donde la gravedad no actúa de la misma manera que en la Tierra, los músculos y huesos no se utilizan como deberían, lo que puede llevar a una disminución de hasta el 1% de la densidad mineral ósea por cada mes en el espacio. Esto puede provocar que los astronautas se sientan inestables al regresar a la Tierra, ya que sus músculos, sobre todo en las piernas y espalda, se atrofian.

Para combatir estos efectos, los astronautas siguen rigrosas rutinas de ejercicios, entrenando un promedio de dos horas diarias. Sin embargo, un estudio en Scientific Reports señaló que estancias prolongadas pueden equiparar la pérdida de masa ósea a décadas de envejecimiento en la Tierra. Para Wilmore y Williams, que enfrentan una pérdida ósea estimada del 9-10%, la NASA señala la necesidad de un intenso programa de rehabilitación post-misión de 45 días.

Los retos del regreso

Al regresar a la Tierra, los astronautas experimentan una serie de efectos físicos significativos. En la ingravidez, los fluidos corporales se redistribuyen hacia la parte superior del cuerpo, lo que causa la hinchazón facial típica. Este cambio afecta también al sistema cardiovascular, que tiende a relajarse, haciendo que el corazón se adapte a un volumen sanguíneo reducido. Así, al volver a un entorno gravitacional, algunos astronautas enfrentan mareos y desmayos debido a la baja presión arterial.

Los astronautas deben prepararse con trajes de compresión y aumentar su ingesta de líquidos antes de regresar. A pesar de estos esfuerzos, el ajuste puede ser complicado y a menudo deben permanecer sentados después de aterrizar, como ocurrió con Wilmore y Williams, hasta que su cuerpo se readapte.

Un fenómeno notable que ha surgido en las últimas décadas de exploración espacial es el Síndrome Neuro-Ocular Asociado a los Vuelos Espaciales (SANS). Este síndrome puede provocar cambios en la visión por el aumento de presión intracraneal y la deformación temporal de los globos oculares, afectando a más del 70% de los astronautas en misiones prolongadas. El caso del astronauta Scott Kelly, que pasó un año en el espacio, mostró cambios severos en la retina y el nervio óptico.

Impacto de la radiación y el estrés

Además, los astronautas están expuestos a niveles significativos de radiación solar y cósmica, lo que es motivo de preocupación para futuras misiones a la Luna y Marte. Sin embargo, la NASA considera que la estancia de 286 días en la EEI está dentro de límites aceptables. Más preocupantes son los efectos psicológicos del confinamiento en un ambiente cerrado. La falta de ciclos naturales de luz y oscuridad puede alterar ritmos biológicos y causar problemas de sueño.

La experiencia psicológica es intensa, especialmente para Wilmore y Williams, quienes enfrentaron una incertidumbre prolongada sobre su fecha de regreso, lo que pudo aumentar su nivel de estrés. Sin embargo, la mayoría de las alteraciones fisiológicas se normalizan en las semanas posteriores al regreso, y los astronautas suelen recuperar su equilibrio rápidamente.

Una nueva perspectiva

A pesar de los retos, el retorno al espacio sigue siendo un deseo apasionante para muchos astronautas. Las secuelas psicológicas no son permanentes, y aquellos enviados a misiones están entrenados para manejar el estrés bajo condiciones extremas. Al final, Wilmore y Williams, como muchos otros, no sólo regresaron físicamente diferentes, sino también con una renovada visión de lo que significa ser humanos en un universo vasto y desafiante. La aventura espacial sigue siendo una fuente de inspiración y asombro.

Imágenes | NASA, SpaceX