BBVA está haciendo movimientos estratégicos para avanzar en su opa hostil sobre Banco Sabadell. En un esfuerzo por obtener la aprobación de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), están profundizando en sus compromisos, diseñados para asegurar que la fusión no perjudique a los consumidores. Con más de seis meses desde que se lanzó la oferta, la situación se vuelve crítica; se enfrentan ahora a un análisis mucho más riguroso de la CNMC, conocido como la segunda fase.

Durante la primera fase, BBVA propuso un conjunto de compromisos similares a los que se presentaron en la fusión de CaixaBank y Bankia en 2020, pero con condiciones más estrictas. Esta oferta se centra principalmente en proteger a las pequeñas y medianas empresas (pymes), que representan el núcleo del negocio de Banco Sabadell. Sin embargo, la oposición política, tanto a nivel central como catalán, ha complicado aún más el proceso, ya que estas dos administraciones se han manifestado en contra de la operación.

Los compromisos propuestos por BBVA cubren varios aspectos críticos que la CNMC quiere abordar. Por un lado, se enfoca en evitar el deterioro de las condiciones comerciales en la banca minorista, así como la posibilidad de exclusión financiera. BBVA se ha comprometido a mantener las condiciones comerciales en los 69 códigos postales donde resultaría en monopolio y en los 91 donde no habría competencia. Además, no planea cerrar oficinas que se especializan en atender a empresas.

Para abordar la preocupación de la exclusión financiera, BBVA propone crear cuentas específicas para clientes vulnerables y garantizar la continuidad de sus oficinas en áreas de bajo acceso a la competencia. También se compromete a mantener las líneas de crédito a pymes durante un año y asegurar la accesibilidad a la red de cajeros sin costo alguno durante 18 meses.

Sin embargo, la CNMC ha declarado que no puede descartar efectos negativos en la competencia y ha señalado que los compromisos actuales podrían no ser suficientes para proteger adecuadamente a las pymes. Además, se ha indicado que los planteamientos sobre el mercado de pagos resultan poco claros y insuficientes.

La CNMC, liderada por Cani Fernández, ha realizado varios estudios de mercado que han llevado a estas conclusiones y está programando nuevas pruebas que evaluarán en detalle el impacto de los compromisos de BBVA. La institución está muy interesado en este proceso, y fuentes cercanas al negocio sugieren que las interacciones entre la CNMC y BBVA sobre los compromisos son constantes.

En una declaración reciente, BBVA aseguró que "continuará colaborando estrechamente con la autoridad para lograr la aprobación de los compromisos y la autorización de la operación a la mayor brevedad posible". Este desarrollo es clave no solo para el futuro de la entidad, sino también para el sector bancario en España, que podría enfrentar grandes cambios dependiendo del desenlace de esta opa.