Desde el 12 de noviembre, el reloj de tres meses está corriendo para que la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) decida sobre los riesgos que implica la posible compra hostil de BBVA a Sabadell. Las dos entidades están trabajando a toda máquina para ganar el favor de los accionistas: BBVA busca que la operación se lleve a cabo, mientras que Sabadell hace todo lo posible para bloquearla.

En este complejo contexto, han surgido controversias que podrían inclinar la balanza hacia uno u otro lado. Recientemente, el diario El Mundo informó que Banco Sabadell podría haber infringido su deber de pasividad al supuestamente instar a asociaciones para que no se demoren en presentar recursos contra BBVA. Sin embargo, fuentes cercanas a la situación han aclarado que la realidad es diferente; solo hubo una respuesta a una solicitud de información de una asociación que quería saber cómo debería proceder en el proceso de personación.

Dichas fuentes indican que la información que llegó a El Mundo fue filtrada por CECOT, una importante asociación de empresarios en la comarca del Vallés, cuyos miembros están en su mayoría en contra de la operación de compra. Se sospecha que un actual miembro de la junta directiva de CECOT, quien previamente fue directivo de BBVA, podría estar involucrado en este episodio, ya que se alega que pactó previamente las preguntas que se le realizarían en una reunión con los empresarios.

Mientras tanto, el presidente de BBVA, Carlos Torres, está inmerso en la importante tarea de convencer a los empresarios catalanes de que la posible operación no conlleva riesgos significativos relacionados con la reducción del crédito, un temor que inquieta a muchos. Torres ha estado viajando frecuentemente a Cataluña para reunirse con grupos empresariales y discutir la contención de créditos.

Un factor crucial que imprime urgencia a la operación es la situación de BBVA en México, donde su filial Bancomer representa más del 50% de sus beneficios. Con los cambios políticos propuestos por la presidenta Claudia Sheinbaum que podrían afectar a entidades extranjeras, y los problemas en su banco turco Garanti, BBVA busca diversificar sus activos.

La CNMC tiene un papel decisivo en este asunto, ya que su aprobación es esencial para la fusión. Sin embargo, expertos aseguran que el temor a que la competencia se vea afectada, así como la duda sobre el impacto en el empleo, son puntos candentes que no pueden ser ignorados. La preocupación entre los empresariales es evidente, ya que históricamente, una fusión de esta magnitud puede deteriorar las condiciones de financiación.

Por otro lado, los técnicos del sector no ven un daño significativo en la competencia, a excepción de ciertas áreas específicas. Sin embargo, se especula que el retraso en la decisión de la CNMC puede ser una señal de que se está estudiando cuidadosamente esta oferta de compra que ha encontrado oposición por parte del Gobierno.

Si la operación es aprobada, aun con condiciones, las posibilidades de que el Gobierno opere en contra disminuirían considerablemente. Cani Fernández, presidenta de la CNMC, es reconocida por su independencia, aunque su posición depende del Gobierno, lo que añade un nivel de complejidad a la situación. La Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) también debe decidir sobre la aprobación del folleto de la operación, lo que podría llevar algún tiempo.

En caso de que se superen los obstáculos regulatorios, el destino de los accionistas de Sabadell dependerá de si deciden vender o no sus acciones a BBVA. Actualmente, la falta de interés por parte de los accionistas se basa en que la prima inicial que ofreció BBVA ha perdido valor. No obstante, se rumorea que BBVA eventualmente elevará su oferta entre un 10% y un 20% para atraer a los accionistas y cerrar la negociación.