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Bluesky: ¿Una nueva esperanza para nuestra esfera digital?

2024-11-20

Autor: Antonio

Recientemente, creé una cuenta en Bluesky y decidí realizar un experimento que ha captado la atención de muchos. Publicué el mismo mensaje en dos redes sociales, Bluesky y X (anteriormente conocida como Twitter), y comparé las reacciones. Los resultados fueron sorprendentes: mi publicación obtuvo 718 interacciones en Bluesky frente a las 397 en X. Esto se torna aún más curioso cuando consideramos que en Twitter tengo más de un millón de seguidores y en Bluesky apenas diez mil. Esto se traduce en una interacción de 0,361 por cada mil seguidores en Twitter, mientras que en Bluesky esa cifra asciende a 72 interacciones cada mil seguidores.

Este fenómeno que experimenté no es aislado; muchos otros usuarios han observado una realidad similar, lo que pone de manifiesto como el algoritmo de X parece favorecer ciertas cuentas, relegando a otras al olvido. ¿Se trata de un sesgo deliberado contra ciertos grupos, como el progresismo, o simplemente una tendencia algorítmica que promueve otro tipo de contenido? Lo que sí está claro es que esta dinámica crea una experiencia negativa y nociva en la que muchos usuarios se ven involucrados.

Los algoritmos que alimentan estas plataformas funcionan como filtros de información, otorgando un inmenso poder a quienes los diseñan. Este filtro distorsiona la forma en que percibimos el mundo, muy parecida a las visitas turísticas donde un grupo selecto de lugares son mostrados, mientras se ignoran otras facetas significativas de la realidad. En las redes sociales, la mayoría de los usuarios ignoran que las plataformas seleccionan la información que ven, guiadas por intereses comerciales. Este proceso no solo los mantiene en un bucle interminable de contenido, sino que también les priva de la oportunidad de conectarse con publicaciones más significativas de amigos o familiares.

Lo que resulta aún más perturbador es desentrañar el interés político detrás de estos algoritmos. Un multimillonario que aparente tener aspiraciones presidenciales en Estados Unidos controla un sistema digital que impacta la opinión pública de millones. Es como si, al subirte a ese autobús turístico, el conductor decidiera qué debes ver y qué no. En lugar de mostrarte un panorama diverso, solo te ofrece una narrativa de miedo y caos, mientras llena sus bolsillos de beneficios.

Este enfoque tiene un efecto devastador en la sociedad. Los antiguos griegos valoraban la isegoría, la igualdad en el acceso a la palabra, pero hoy en día, ese acceso está cada vez más restringido. La voz del promedio se ahoga, mientras los discursos más extremos y divisivos encuentran más espacio. Mi mensaje en Bluesky recibió alrededor de 40 respuestas, en su mayoría amables y constructivas, mientras que en X superó las 220 respuestas, todas ellas llenas de insultos y desprecios, evidencia de una atmósfera de acoso casi crónica.

Con el futuro incierto de Bluesky, la plataforma representa una oportunidad para volver a lo que originalmente fue concebido Twitter: un espacio común para compartir conocimiento, experiencias y debatir de manera respetuosa. Me entusiasma seguir a personas cuyo juicio respeto y que comparten contenido que me hace reflexionar. Estoy convencido de que, si la izquierda se dedica a construir comunidad y colaboración en plataformas como Bluesky, puede prosperar y reconstruir su influencia. Es menos probable que ganemos algo significativo si nuestro tiempo y energía son consumidos por interacciones tóxicas en redes que distorsionan la realidad. Este espacio podría ser la solución que tanto necesitamos para salir de la oscuridad digital.