Un funcionario del grupo 2 recibe una subvención diaria de 65,97 euros para alojamiento y 37,40 euros para alimentación, una cantidad que ha permanecido sin cambios durante más de 20 años. Este decreto obsoleto está «lastrando la competitividad científica» en el país, según advierten investigadores y expertos del sector.

El caso de Christian Gortázar, un investigador del CSIC, es un claro ejemplo de la crisis que enfrentan los científicos en España. Recientemente tuvo que alquilar un Airbnb en un pueblo remoto de Alemania con otros dos colegas para asistir a un congreso internacional, ya que la subvención no cubre adecuadamente los gastos de viaje y estancia.

Esta situación no es aislada, muchos investigadores en España se ven obligados a buscar alternativas para financiar sus viajes. La falta de actualización en las tarifas y dietas asignadas limita las oportunidades de investigar y colaborar en el extranjero, lo que puede poner en riesgo la calidad de la ciencia nacional.

Además, la crítica hacia la falta de inversión en ciencia en España no ha hecho más que aumentar en los últimos años. Los expertos coinciden en que es fundamental realizar un cambio en las políticas de financiación si se quiere mejorar la visibilidad y los resultados de la investigación española en el ámbito internacional.

Así que la pregunta es: ¿cuánto tiempo más pueden los científicos aguantar bajo estas condiciones? La comunidad científica exige una revisión inmediata de los subsidios y dietas, y esperan que las autoridades tomen medidas para modernizar un sistema que ya no responde a las realidades actuales.