Introducción

Josep Borrell, el actual Alto Representante de Política Exterior y de Seguridad de la UE, se encuentra en Oriente Próximo en un momento crítico. A solo una semana de finalizar su mandato, Borrell reconoce que su regreso a la región se ha vuelto indispensable tras un marcado deterioro de la situación. Su visita coincide con el estallido de un conflicto abierto tras ataques de las fuerzas israelíes que han dejado más de 550 muertos en pocas horas en Líbano, además de un creciente riesgo de desestabilización en la región.

Soberanía del Líbano

Borrell subraya que la soberanía del Líbano debe ser respetada por todos, tanto por poderes internos como externos. En este sentido, recalca que es esencial que los libaneses controlen su propio destino y advierte sobre el peligro de que la situación se descontrole, mencionando la grave crisis en Gaza y el alto número de muertos y desplazados, que ya supera los tres millones desde el inicio de las hostilidades.

Tensiones internacionales

El ambiente internacional es tenso, especialmente con el informe del Tribunal Penal Internacional que solicita el arresto del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, por presuntos crímenes de guerra. Mientras algunos países de la UE parecen indecisos al respecto, Borrell enfatiza que el respeto por las decisiones del TPI es fundamental. "No puedes ser parte del tribunal y decidir qué órdenes adoptar según tu conveniencia política", afirma Borrell, instando a que todos los países miembros actúen con coherencia y respaldo.

Reacción de las naciones europeas

También destaca la respuesta dispar de las naciones europeas, que oscila entre el apoyo a las acciones del TPI y el silencio ante las alegaciones contra Netanyahu. En este caos político y ético, responde a las críticas recibidas por parte de líderes israelíes, defendiendo que la crítica a las acciones de cualquier gobierno no debe ser confundida con antisemitismo.

Responsabilidad de Europa

Antes de dejar su cargo, Borrell expresa su frustración por no haber podido evitar la tragedia humanitaria en Gaza y la incapacidad de Europa para ejercer una influencia positiva en el conflicto. "Es imprescindible que Europa reconozca su responsabilidad histórica y actúe en consecuencia para apoyar la paz y la estabilidad en la región", concluye, señalando que esta crisis no es solo una cuestión de orden interno, sino un desafío global que necesita la atención y compromiso de todos.