Una noche de terror en el ambulatorio de San Andrés

La tranquilidad del barrio murciano de San Andrés se vio interrumpida el sábado por la noche cuando un violento altercado estalló a las puertas del centro de urgencias. Testigos afirman que la pelea, que comenzó fuera, se trasladó rápidamente al interior del ambulatorio, creando un ambiente de pánico entre el personal y los pacientes.

Agresión y gas pimienta: un ataque inesperado

Los incidentes comenzaron cerca de las nueve de la noche cuando dos jóvenes, aparentemente implicados en una pelea, llegaron al centro. Después de ser evaluados, uno de ellos fue atendido por una enfermera y, en un giro inesperado, comenzó a agredir verbalmente a otros pacientes y al personal, lo que llevó a los empleados a llamar a la Policía.

Una reyerta descontrolada: ¡sorpresas peligrosas!

Al cabo de veinte minutos, el joven regresó con más personas y se desató una pelea multitudinaria con hasta ocho implicados. El guardia de seguridad, ante el caos, cerró la puerta del ambulatorio, pero un grupo logró acceder y uno de ellos utilizó gas pimienta, sembrando el terror. "No podíamos respirar", recordó una trabajadora, visiblemente afectada.

Fuga de pacientes y la sombra de la violencia

Los pacientes, en un intento de huir del gas, fueron dirigidos a un centro de salud cercano, aunque este se encontraba cerrado. Un joven que estaba siendo suturado por una herida en la cabeza trató de escapar, incluso logrando despojar al guardia de su porra, aunque este logró recuperarla rápidamente.

Las autoridades responden: ¿agresión o reyerta?

La Consejería de Salud subrayó que los incidentes no se consideraron una agresión hacia el personal sanitario, alegando que se trató de una "reyerta externa". Sin embargo, el Observatorio contra la Violencia a Sanitarios criticó la falta de medidas de seguridad adecuadas en el centro, señalando la preocupación ante la amenaza constante que enfrentan los profesionales de la salud.

Demandas de seguridad: exigencias ante la insostenibilidad

El sindicato de enfermería, Satse, exigió a la Consejería un compromiso real para garantizar la seguridad de los sanitarios, recordando que no se puede permitir que estas escenas se repitan. Piden medidas estrictas, que incluyen la identificación de zonas de alto riesgo, vigilancia reforzada y la instalación de cámaras de seguridad.

Los profesionales sanitarios no deberían tener que trabajar en un ambiente de temor y riesgo constante. La comunidad exige un cambio, porque quienes están al servicio de la sociedad merecen protección, no violencia.