En el Gran Premio de Japón, Carlos Sainz llegó con un renovado optimismo tras su debut con el FW47, aunque el resultado no fue del todo satisfactorio. A pesar de haber finalizado por delante de su compañero en las sesiones de práctica libres, las circunstancias de la carrera complicaron su ascenso.

La clasificación dejó a Sainz a solo medio segundo de Alex Albon en la Q2, pero una sanción de tres posiciones por un incidente con Lewis Hamilton lo relegó al 15º lugar en la parrilla. "Es muy difícil adelantar en pista", comentó Sainz, subrayando la competitividad extrema de la zona media de la parrilla, donde los márgenes son mínimos y es vital conseguir unas décimas de ventaja para poder superar a otro coche.

Sainz experimentó una carrera complicada. Comenzó en la 15ª posición y luchó para avanzar, finalizando en la 14ª. “Ni saliendo 12º habría terminado en los puntos. En este circuito, que se asemeja a Mónaco por lo difícil que es adelantar, es casi imposible remontar posiciones”, destacó. A pesar de esto, se sintió más cómodo con el coche y mencionó que su ritmo era bueno durante las vueltas en aire limpio.

La estrategia de neumáticos fue otro tema clave para Sainz. Los compuestos blandos le permitieron ganancias temporales, pero a costa de un desgaste mayor, lo que afectó su rendimiento en las etapas finales de la carrera. “Conducir desde la 15ª posición significa esperar por un coche de seguridad o intentar estrategias diferentes”, explicó Sainz, enfatizando la complejidad de competir en condiciones tan ajustadas.

Esta experiencia en Japón resalta los desafíos que enfrenta Williams en el desarrollo de su monoplaza. Si bien Sainz ve un potencial en el rendimiento, es evidente que el equipo necesita seguir mejorando y obtener más experiencia en carrera para capitalizar mejor las oportunidades que se presenten. El futuro del equipo dependerá de su capacidad para adaptarse y ser competitivo en un campo tan repleto de talento y habilidad.