Los coprolitos, o heces fosilizadas, son verdaderos tesoros del pasado que nos proporcionan información valiosa sobre la vida en la Tierra hace millones de años. Un reciente estudio publicado en la revista Nature ha arrojado luz sobre el auge de los dinosaurios, llevándonos a una época en la que estos gigantes dominaban la Tierra, específicamente al inicio del Jurásico, hace aproximadamente 200 millones de años.

Los investigadores, liderados por la Universidad de Uppsala, analizaron meticulosamente 500 restos fosilizados de material digestivo encontrados en el sudeste de Polonia. Estos restos ofrecieron información sobre lo que comían los dinosaurios en un periodo crítico de su evolución, que abarca desde el final del Triásico hasta el inicio del Jurásico, cuando los dinosaurios comenzaron a dominar los ecosistemas terrestres.

Los datos recogidos revelan que los dinosaurios herbívoros, como los saurópodos, no solo se alimentaron de helechos arborescentes, sino también de una amplia variedad de plantas y, sorprendentemente, de carbón vegetal. Este último es un hallazgo intrigante; los paleontólogos sugieren que podría haber servido como un medio para desintoxicar los efectos de las toxinas presentes en algunos helechos, lo que subraya la adaptabilidad y la evolución en respuesta al entorno cambiante de la época.

El estudio desentrañó varias capas de información sobre cómo los ecosistemas eran estructurados. Al relacionar los hallazgos de los coprolitos con el registro fósil y analizar datos climáticos y vegetales, los científicos han propuesto un modelo de evolución de cinco etapas que podría explicar el patrón del ascenso de los dinosaurios, no solo en Polonia, sino tal vez a nivel global.

A medida que el clima terrestre se transformaba por la actividad volcánica, se diversificaba la flora, lo que permitió la aparición de especies herbívoras más grandes y diversas. Esto, a su vez, propició el surgimiento de depredadores dinosaurios de mayor tamaño a principios del Jurásico, estableciendo la base para el dominio de los dinosaurios en su ecosistema.

Además, este estudio también ofrece lecciones relevantes para el presente. A medida que enfrentamos cambios climáticos y extinciones masivas, entender cómo los ecosistemas antiguos respondieron a las crisis puede ser clave para predecir cómo la vida podría adaptarse en el futuro. Como afirmó Martin Qvarnström de la Universidad de Uppsala, ‘estudiar los ecosistemas del pasado nos ayuda a entender cómo la vida se adapta y prospera ante condiciones ambientales cambiantes’.

Así que la próxima vez que pienses en dinosaurios, recuerda que incluso las heces fosilizadas pueden contar una historia fascinante de adaptación, evolución y supervivencia.