Un nuevo desaire para Marlaska

Fernando Grande-Marlaska, el actual ministro del Interior, se encuentra de nuevo en una posición incómoda tras aceptar la cancelación del polémico contrato con una compañía israelí para la compra de munición. Esta controvertida decisión fue tomada en un contexto de crisis interna del Gobierno, que priorizó el "interés general".

Detalles del contrato millonario

El contrato, rubricado durante la Semana Santa, contemplaba la adquisición de más de 15 millones de balas por un monto que rondaba los seis millones de euros. Al hacerse público, generó un fuerte rechazo en Izquierda Unida, que incluso amenazó con abandonar el Consejo de Ministros si no se desestimaba la operación.

Un cambio radical de planes

Pedro Sánchez, enfrentando una de las crisis más desafiantes en su coalición, decidió abortar el acuerdo. Aunque esta medida parece estabilizar el Ejecutivo por un momento, revela las tensiones subyacentes entre la retórica internacional del presidente sobre los conflictos en Oriente Medio y la gestión interna del ministerio que dirige Marlaska.

¿Consecuencias millonarias?

Sin embargo, la suspensión del contrato no será un asunto sin repercusiones. Desde el propio Gobierno se reconoce que están evaluando las posibles implicaciones legales y económicas, lo que podría implicar una indemnización millonaria a la empresa israelí. Además, la munición recientemente adquirida podría quedar obsoleta, un desperdicio significativo.

Feijóo habla de "cortina de humo"

El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, no tardó en criticar esta maniobra, cuestionando el costo de la rescisión y sugiriendo que la decisión fue motivada por "problemas personales del presidente". Para él, esta controversia es simplemente una "cortina de humo" en medio de un aumento de gasto en Defensa que supera los 10.470 millones de euros, aprobado sin un debate público.

La respuesta de Israel

El Gobierno de Benjamin Netanyahu no se quedó callado ante esta decisión, condenando enérgicamente la cancelación del contrato y alegando que el Gobierno español está sacrificando la seguridad por fines políticos. Un portavoz del Ministerio de Exteriores israelí expresó que esta decisión pone a España en el lado equivocado de la historia, al descuidar la defensa cuando el Estado judío lidia con constantes ataques terroristas.

Marlaska, en el centro de la tormenta

Mientras tanto, Marlaska continúa enfrentando el descontento. No es la primera vez que acepta sin protestar una desautorización pública. Ya lo hizo en el pasado al prometer que no se transferirían competencias de inmigración a Cataluña. Ahora se enfrenta a la crítica por un contrato que su ministerio respaldaba hasta hace pocos días.