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De vivir bajo un puente a disfrutar de una mansión: el increíble giro de destino de un escritor sintecho en Almería

2024-11-18

Autor: Francisco

Miguel Rosa, un escritor sin techo originario de Córdoba y residente en Roquetas de Mar, cambió dramáticamente su vida al dejar atrás su hogar improvisado bajo un puente en una zona devastada por las recientes lluvias torrenciales. En un giro del destino que parece sacado de una novela, Miguel fue acogido por un vecino que le ofreció refugio a cambio de cuidar el jardín de su mansión. Esta decisión le salvó la vida.

Pocos días antes de que la DANA (Depresión Aislada en Niveles Altos) causara estragos en la región, los vecinos de Miguel ya se mostraban preocupados por su bienestar, dado que estaba desaparecido. El día que Miguel se aventuró a regresar "a su campamento", se topó con patrullas de la Guardia Civil y Policía Local que lo buscaban entre los escombros de una riada devastadora. "¿Qué buscáis? Estoy vivo de milagro", dijo aliviado a los agentes.

Miguel había estado lidiando con la preocupación constante por las inundaciones: "Llevaba tres noches sin dormir por la crecida del río". Durante años, había hecho de un puente en la Rambla de Aguadulce su hogar, un lugar donde se sentía libre. Sin embargo, el temor a los fenómenos naturales lo había mantenido alerta.

La solidaridad de su comunidad resultó fundamental; uno de sus vecinos decidió ofrecerle un trabajo cuidando el jardín a cambio de un lugar donde vivir. Así fue como Miguel, con solo unas pocas pertenencias, dejó atrás la inseguridad de la calle y se mudó a una hermosa casa dentro de un chalet espacioso, con todas las comodidades.

Desde entonces, Miguel ha estado cuidando el jardín, utilizando sus conocimientos agrícolas, y recibiendo visitas en un ambiente que le permite sentirse seguro y querido. La vida bajo el puente, que pesaba sobre él, ahora es un recuerdo del pasado.

Desafortunadamente, poco después de que se mudara, una inundación arrasó el puente donde una vez vivió. La zona quedó completamente sumergida, y sus vecinos, al ver que no aparecía, alertaron a las autoridades temiendo lo peor. Cuando Miguel regresó para comprobar los daños, se sorprendió al encontrar a todos preocupados por su paradero.

A pesar del susto, Miguel está decidido a continuar con su pasión por la escritura. Hace poco compartió una anécdota especial: mientras dibujaba en verano, hizo un dibujo que parecía un trébol de cuatro hojas, en el que escribió un deseo en cada hoja: terminar su libro, vivir con dignidad, tener buena salud y perdonarse a sí mismo por errores del pasado. Los deseos aún están en proceso, pero lo más importante es que tiene vida para perseguirlos.

El milagro de Miguel Rosa nos recuerda que, incluso en las situaciones más difíciles, la ayuda y la bondad de los demás pueden cambiar nuestro rumbo de manera extraordinaria.