¿Deberíamos usar ‘por favor’ y ‘gracias’ con ChatGPT? La sorprendente verdad detrás de la cortesía digital
2025-04-25
Autor: José
Una línea difusa entre humanidad y tecnología
En un mundo donde la línea entre lo humano y lo artificial se vuelve cada vez más difusa, surgen preguntas profundas sobre ética, lenguaje y nuestra relación con la tecnología. ¿Qué significa ser educado en una conversación con una máquina? ¿Puede la cortesía, ese refinado aspecto cultural, realmente aplicarse al diálogo con un modelo de lenguaje como ChatGPT? Y, lo más intrigante, ¿cuáles son las implicaciones de ser amables?
Sam Altman y el debate viral
Recientemente, el CEO de OpenAI, Sam Altman, puso en el centro del debate la importancia de decir ‘por favor’ y ‘gracias’ a ChatGPT. Su comentario hizo eco en las redes sociales y desencadenó una conversación inesperada: ¿estamos desperdiciando recursos y energía al ser amables con una inteligencia artificial?
El consumo energético del ser educado
En un intercambio en la plataforma X, Altman explicó que, aunque las palabras de cortesía no alteran el rendimiento del modelo, sí tienen un impacto colateral en el consumo energético. Cada consulta a ChatGPT, sin importar cuán pequeña, requiere el uso de servidores que consumen electricidad tanto para operar como para refrigerarse. Así, aunque un ‘gracias’ o un ‘por favor’ parecen inofensivos, el total de estas interacciones puede sumar un impacto considerable.
Cortesía sin retroalimentación
Sin embargo, el efecto de esta amabilidad digital no se limita a la energía. Las expresiones de cortesía no ayudan en el aprendizaje de la IA. A diferencia de un ser humano, una inteligencia artificial no mejora su comportamiento a través de la cortesía. Por lo tanto, estas expresiones no tienen valor en el proceso de retroalimentación algorítmica.
Un ritual simbólico
Esto ha generado frustración entre quienes pensaban que sus gestos amables tendrían un efecto en la empatía y responsabilidad de las máquinas. En la realidad, muchas IA, incluido ChatGPT, no retienen información de cada conversación a menos que se implementen mecanismos específicos.
El valor de la cortesía emocional
Aún así, ¿y si el verdadero valor de ser educados no reside en el impacto técnico, sino en su resonancia emocional y social? Expertos sugieren que ser amables con las máquinas puede fomentar hábitos de interacción más saludables en nosotros mismos, incluso sin una conciencia que los reciba.
El impacto en nuestras interacciones humanas
Las palabras que elegimos, incluso al hablar con entidades sin consciencia, pueden moldear la forma en que tratamos a otros seres humanos. Si la tecnología se convierte en nuestro interlocutor más frecuente, ¿no sería prudente mantener un nivel de respeto lingüístico que fomente nuestros mejores hábitos sociales?
Un dilema sin soluciones simples
El debate está lejos de resolverse. ¿Deberíamos ser prácticos, reduciendo la carga energética, o simbólicos, reforzando la cortesía? La respuesta no es sencilla ni absoluta. Como civilización, apenas estamos comenzando a convivir con inteligencias artificiales. Quizás la ética tecnológica madura implica que algunas preguntas se formulen no solo desde la lógica, sino también desde una perspectiva poética.
Porque después de todo, decir ‘gracias’ puede no alterar los algoritmos, pero definitivamente puede tocar el alma de quien lo dice.