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¡Descubre a la Galardonada Han Kang y Sus Misterios Inexplorados!

2024-10-11

Autor: Carlos

La autora Han Kang se mueve entre dos mundos en su obra: nos enseña que las palabras son limitadas, pero son nuestra única herramienta para explorar el dolor personal (como en "El libro blanco" y "La clase de griego"), la violencia familiar y la alienación social (presente en "La vegetariana") o el duelo colectivo (en "Actos humanos"). A través de su escritura, presenta una experiencia profunda que resuena en los lectores de diversas culturas.

Nacida en 1970, Han Kang, como muchos de sus compatriotas, creció leyendo a escritores latinoamericanos, recordando que Corea no siempre fue la potencia tecnológica que es hoy. En su niñez, contempló el Danubio entre el mundo rural en vías de desaparecer y una urbe que se expandía rápidamente y llenaba las calles de cemento.

"Actos humanos" retrata la trágica masacre de Gwanju en 1980, un evento crucial que marcó el fin de una dictadura de más de cuarenta años. Apenas unos meses antes, Han Kang se había trasladado con su familia a Suyu-ri, en Seúl. Las perturbadoras imágenes de un coliseo desbordado de cuerpos, que llegaron hasta ella, aportan una carga emocional ineludible a su obra, donde se entrelazan detalles impactantes y la experiencia personal del dolor de los sobrevivientes.

Aunque Suyu-ri posee un significado importante en "La clase de griego", el público coreano no asocia el nombre de Han Kang con este lugar. Para muchos, es más recordado como el hogar del célebre presentador Yoo Jae-Suk, que sigue siendo una figura omnipresente en la cultura pop y la publicidad de Corea del Sur.

La familia de Han Kang está vinculada a la literatura: su padre y su hermano mayor son escritores. Sin embargo, su éxito como la menor de la familia ha desafiado la tradicional narrativa patriarcal, donde el primogénito debería acaparar los más altos honores.

Tanto el padre como la hija han recibido el prestigioso Premio Yi Sang, que honra a uno de los voces más audaces de la literatura coreana. Yi Sang, escribiendo bajo la ocupación japonesa, se destacó por incluir elementos matemáticos en su poesía. Su frase, “Creo que los humanos deberían ser plantas”, fue una de las inspiraciones para Han Kang al escribir "La vegetariana".

En "La vegetariana", el acto de negarse a comer carne se convierte en una poderosa alegoría que desafía las normas sociales, enfrentándose al nunchi, esa habilidad cultural que permite leer situaciones para no incomodar a los demás.

Sin embargo, su obra no ha sido bien recibida en todas partes. En algunas bibliotecas y escuelas de la región metropolitana de Seúl, "La vegetariana" ha sido prohibida por considerarse que distorsiona la percepción sobre la sexualidad infantil, un testimonio del complicado contexto cultural del país.

Sunme Yoon, quien tradujo "La vegetariana" al español, realizó un gran esfuerzo para que su trabajo fuera publicado en 2012. Este esfuerzo fue crucial ya que la obra ganó el Premio Man Booker en 2016, abriendo las puertas a Han Kang en el mundo literario occidental y asegurando su lugar en la historia de la literatura. Hasta ese momento, su escritura apenas había cruzado fronteras fuera de Asia.

Durante el mandato de Park Geun-hye (2013-2017), Han Kang fue incluida en una lista negra debido a su obra "Actos humanos", señalando lo peligrosas que pueden ser las palabras en un contexto político adverso.

Después de recibir el Premio Booker, Han Kang expresó un deseo de desaparecer, sintiendo que la atención pública era abrumadora. La incertidumbre volvió a asaltarla cuando recibió una segunda llamada de la Academia Sueca, que intensificó su ansiedad.

El Premio Nobel llegó poco después de la festividad dedicada al Hangul, el alfabeto coreano creado en 1443, que democratizó la escritura y lectura en Corea. Esta innovación significó un cambio radical, ya que antes la literatura era un privilegio exclusivo de la nobleza, marcando un hito en la historia cultural del país.

Personalmente, Han Kang sufre de migrañas devastadoras. Ella misma ha expresado que estas experiencias le han enseñado a ser humilde y a apreciar el silencio en su literatura. Su enfoque reflexivo resuena en cada una de sus obras, ofreciendo no solo una mirada a su dolor y sus luchas, sino también a la vulnerabilidad humana en general.