La migraña no solo es un enemigo cruel que provoca dolor intenso, sino que también deja una profunda marca en nuestro bienestar emocional y psicológico. Esto plantea una pregunta inquietante: ¿cómo influyen los rasgos de personalidad y los patrones afectivos en la vida de quienes sufren de esta condición?

Recientemente, durante la LXXVI Reunión Anual de la Sociedad Española de Neurología en Valencia, se presentaron estudios reveladores que abordan esta cuestión. Investigadores examinaron a 93 pacientes con migraña, en su mayoría mujeres (84%), con una edad media de 40 años, quienes experimentaron una media de 8 días de migraña al mes. Estos pacientes fueron comparados con un grupo de control emparejado en edad y sexo.

Los hallazgos fueron sorprendentes: los pacientes con migraña presentaron una mayor predisposición a la ansiedad y a distorsiones perceptuales, así como una notable intolerancia a la incertidumbre. Esto lleva a preguntarse: ¿de qué manera estos rasgos impactan la efectividad de los tratamientos disponibles?

Los investigadores decidieron profundizar en la relación entre los síntomas emocionales y los rasgos de personalidad de estos pacientes y su respuesta a un tratamiento innovador: los anticuerpos monoclonales anti-CGRP. A través de un estudio con 63 participantes, los expertos midieron el cambio en su calidad de vida, depresión y ansiedad antes y después de 6 meses de tratamiento.

Los criterios para evaluar la efectividad del tratamiento incluyeron una reducción de más del 50% en los días de cefalea al mes y/o una mejora en la escala de Impresión Global de Gravedad del Paciente. Los resultados revelaron que un notable 54,1% de los pacientes mostró una respuesta objetiva al tratamiento, mientras que un 46,03% reportó beneficios subjetivos.

Más intrigantemente, aquellos que respondieron positivamente tanto desde una perspectiva objetiva como subjetiva presentaron puntuaciones más bajas en neuroticismo en la escala EPQR. Esto sugiere que una mayor estabilidad emocional podría correlacionarse con una mejor respuesta al tratamiento.

Con base en estos resultados, queda claro que los rasgos de personalidad, como el neuroticismo, tienen un impacto significativo en cómo los pacientes con migraña perciben su tratamiento y cómo géreran sus emociones. Esto resalta la importancia de un enfoque multidisciplinario para tratar la migraña, donde se integre la salud mental en el manejo del dolor.

La investigación en este campo es crucial para ofrecer un tratamiento más personalizado y efectivo para quienes viven con migraña. Conocer cómo los rasgos de personalidad influyen en la condición no solo puede mejorar la efectividad del tratamiento, sino que también puede aportar herramientas para que los pacientes aprendan a gestionar su enfermedad de manera más eficiente.