Tecnología

¡Desgarrador! Una DANA como la de Valencia podría devorar toda la bahía de Cantabria

2024-11-10

Autor: Carlos

Las imágenes del impacto de la DANA en Valencia son un recordatorio escalofriante del poder destructivo de la naturaleza: riadas colosales arrastrando vehículos, ciudades sumidas en el agua, un mar de barro que parecía infinito, y un caos devastador en cada rincón. Las cifras de esta tragedia son aún más impactantes, comenzando por el horroroso balance de las víctimas mortales. Si trasladáramos esas cifras al contexto de Cantabria, el desastre adquirido alcanzaría dimensiones apocalípticas, golpeando con fuerza a toda la población y causando inundaciones de vastas proporciones, dejando a todos sus trabajadores en situación de ERTE. La cantidad de agua que caerá podría, en un abrir y cerrar de ojos, llenar el embalse del Ebro.

El universo de cifras comienza con el diluvio que cayó sobre Valencia: la estación meteorológica de Turís registró un asombroso 771,8 litros por metro cuadrado el 29 de octubre. Este registro se compara con el récord de 162,7 litros en Cantabria, marcado en Santander en abril de 1980. Ninguna ciudad está equipada para soportar tal torrente. Javier Martín Vide, profesor de Geografía Física en la Universidad de Barcelona, señala que "el suelo urbanizado no absorbe el agua como debería, derivando en rápidas corrientes que provocan inundaciones".

Alcanzando intensidades sin precedentes, el barranco del Poyo soportó descargas de hasta ocho hectómetros cúbicos por hora: suficiente para abastecer de agua a una población de 15,000 habitantes durante un año. Para ponerlo en perspectiva, un comportamiento así podría llenar el embalse del Ebro hasta el borde en 68 horas.

La 'zona de actuación' de la Unidad Militar de Emergencias (UME) cubre 4,608 kilómetros cuadrados, lo que representa el 86% de Cantabria. La estimación de daños territoriales acomoda a unos 375 kilómetros cuadrados, mientras que el área más devastada podría considerarse como 'zona cero', abarcando 156 kilómetros en la bahía y incluyendo ciudades como Santander, Camargo y El Astillero.

¿Es posible que un desastre de tal magnitud afecte a Cantabria? "Es factible" —admite Arcadio Blasco, delegado de la Agencia Española de Meteorología en la región—. Ya hemos enfrentado situaciones previas con precipitaciones intensas, aunque cada fenómeno tiene sus particularidades. En Valencia, el fenómeno se ve influenciado por el clima mediterráneo, generando condiciones más severas que en Cantabria, que no tiene el mismo tipo de dinámicas de viento.

Las consecuencias en la agricultura han sido devastadoras, con 33,728 hectáreas de superficie agrícola arrasadas en Valencia. Comparativamente, Cantabria, con 8,557 hectáreas cultivadas, ve lo que podría ser un desastre menor, pero no insignificante. La DANA ha terminado con la vida de 9,000 animales, un golpe durísimo en el sector productivo.

El impacto humano es igualmente abrumador, con un balance actual de 215 fallecidos en la Comunidad Valenciana, un número que supera a la población de Polaciones. En términos de municipios, 79 de ellos se vieron afectados: esto equivale al 77% del total en Cantabria, donde han sido dañadas unas 33,000 propiedades. Esta cifra representa casi el 10% de las viviendas familiares en Cantabria.

¿Está preparada la región para un escenario de esta magnitud? Cantabria tiene un protocolo específico para emergencias que se activa según el tipo de desastre. Isabel Urrutia, consejera de Presidencia, destaca que "la respuesta se basa en las indicaciones técnicas y en los indicadores establecidos".

Mientras las áreas devastadas buscan recuperar su normalidad, surge el debate sobre si el desastre era inevitable. ¿Funcionaron correctamente las alertas? Según el Ministerio para la Transición Ecológica, las predicciones deben ser interpretadas y gestionadas por las autoridades competentes, quienes son responsables de proteger a la población.

Valencia enfrenta 845,000 afectados, un número que excede a la población total de 593,044 de Cantabria. Los efectos económicos son igualmente alarmantes: 350,000 trabajadores valencianos podrían estar en situación de ERTE, una cifra que la región no puede igualar. Los mismos números se reflejan en la cantidad de vehículos dañados, alcanzando los 100,000, y muchos tendrán que ir directamente al desguace.

Aunque es muy pronto para calcular las pérdidas totales, el primer paquete de ayudas del Gobierno central, que asciende a 10,600 millones de euros, ofrece una pista alarmante. Esta cantidad triplica el presupuesto del próximo año de Cantabria, dejando en claro que las repercusiones de tal desastre son vastas y duraderas. En Valencia, las estimaciones iniciales de pérdidas en el sector agrícola suman ya la impresionante cifra de 1,089 millones. ¡Un llamado de atención sobre la vulnerabilidad de nuestras infraestructuras ante el cambio climático!