Alfonso Arús encendió el debate sobre un tema curioso: la conducta de las personas que no saludan al entrar en un ascensor. Un artículo reciente se adentra en estudios psicológicos que sugieren que ser introvertido, sufrir de ansiedad social o simplemente estar distraído son razones comunes para este comportamiento en espacios cerrados como el ascensor.

Sin embargo, El Sevilla no se muestra convencido por estas explicaciones. Para él, este tipo de comportamiento es simplemente una manifestación de mala educación que se remonta a la formación que recibimos en nuestra infancia. "El saludo no se le niega a nadie", defiende, recordando que el respeto y las buenas costumbres son valores que nos transmiten nuestros padres y abuelos. La importancia de un saludo, incluso en situaciones tensas, se subraya con un ejemplo claro: "Pedro Sánchez y Feijóo, a pesar de sus diferencias, se dan la mano. Estos son dos luchadores que merecen respeto mutuamente".

No es la primera vez que este tipo de conductas se pone en tela de juicio. Estudios recientes muestran que la falta de saludo podría ser un indicador de la falta de conexión social en la vida moderna, donde las interacciones cara a cara son cada vez más escasas debido al uso de tecnología y redes sociales.

Así que, la próxima vez que subas a un ascensor, recuerda que un simple saludo puede hacer la diferencia. ¡No te olvides de sonreír y estrechar la mano, incluso si solo es un breve viaje hacia el décimo piso!