La historia de amor entre Romeo y Julieta comenzó en las oficinas del Instituto para las Obras Religiosas (IOR), donde se conocieron y se enamoraron perdidamente. En febrero de este año, la pareja anunció su intención de casarse, solo para recibir una amarga sorpresa tres meses después. En mayo, el banco comunicó que un nuevo reglamento interno prohibía las bodas entre empleados, y que la medida tendría efecto retroactivo, afectando incluso a su reciente unión.

La única opción presentada a la pareja fue que uno de ellos renunciara a su empleo. El reglamento estipula que 'la causa de pérdida de la elegibilidad para el empleo se considerará superada para uno de los cónyuges si el otro cónyuge deja de ser empleado del Instituto y de las otras administraciones del Estado de la Ciudad del Vaticano dentro de los 30 días siguientes a la celebración del matrimonio'. Sin embargo, ni Romeo ni Julieta prefirieron tomar esa ruta, argumentando que la normativa es injusta.

El diario italiano 'Il Messaggero' informó que la boda se llevó a cabo el 31 de agosto, y al día siguiente, el 1 de octubre, el banco notificó su despido inmediato. El IOR también reprimió a la pareja por filtrar el conflicto a la prensa, lo que ha generado un escándalo mediático importante en torno a la relación de estos empleados.

Con solo 100 trabajadores, el banco sostiene que necesita prevenir posibles 'conflictos de interés' en sus operaciones, lo que llevó a la implementación de esta drástica norma. Sin embargo, la pareja ha decidido pelear su caso legalmente. Ellos contrataron a la abogada Laura Sgró, una experta en escándalos vaticanos, que también está familiarizada con casos como el de Emanuela Orlandi, una adolescente desaparecida en 1983, y otros escándalos que han marcado la historia reciente de la ciudad.

Sgró ha afirmado que el despido es 'nulo, ilegítimo y gravemente lesivo de los derechos fundamentales de las personas', y que no representa un verdadero conflicto de intereses, dado que ni Romeo ni Julieta ocupaban cargos ejecutivos y no tenían acceso a información confidencial.

Las reacciones no se han hecho esperar y la Asociación de Trabajadores Laicos del Vaticano (ADLV) ha alzado la voz en contra de esta medida, amenazando con 'protestas concretas' en respuesta a la decisión del banco. Este organismo ha insistido en que la acción no se basa en fundamentos legales válidos, sino en un reglamento interno que resulta abusivo y que afecta a derechos fundamentales.

En un giro irónico, unas semanas antes, el Papa había elogiado públicamente a otros empleados de Radio Vaticano que también planeaban casarse, destacando la importancia del amor y la familia. La falta de atención a este mensaje podría reflejar una desconexión entre las regulaciones corporativas del IOR y la visión inclusiva del Papa sobre el amor y la unidad.

Mientras tanto, se especula que una posible solución sería ofrecer a la pareja la oportunidad de trabajar en otros departamentos del Vaticano, aunque la resolución de este caso podría convertirse en un importante punto de inflexión sobre las políticas laborales dentro de esta institución.