El colapso del Real Madrid en la Champions ha dejado una estela de consecuencias innegables. Aunque el club aún no está en la 'zona catastrófica', la eliminación ante el Arsenal ha activado una urgente necesidad de transformación en varios aspectos.

Con las miras puestas en la Liga, la Copa y el Mundial de Clubes, Ancelotti y sus jugadores deben redoblar esfuerzos, pero la sombra del fracaso europeo pesa mucho. La salida de Jesùs Vallejo, un jugador prácticamente relegado, es solo la punta del iceberg en lo que promete ser un periodo de cambios.

Lucas Vázquez y Luka Modric son dos nombres que ahora son más vulnerables tras el descalabro. Mientras que Vázquez, de 33 años, tiene su renovación en la cuerda floja, Modric, a sus 39 años, parece incógnito en esta tormenta, aunque su rendimiento lo mantiene a salvo por ahora.

La llegada inminente de Alexander-Arnold, cuyo descontento con el Liverpool es evidente, pone a Vázquez en una posición complicada. Su reciente bajo rendimiento en el campo, sumado a la posible competencia, hace que su continuidad en el club sea incierta.

Contrario a Vázquez, los problemas de Modric son distintos. Con una carrera repleta de magia en el centro del campo, él ha logrado escapar del foco negativo. Sin embargo, el club aún tiene sus reservas sobre su futuro, especialmente con un contrato que expira en junio.

El caso de David Alaba es aún más complejo. Después de una severa lesión, su rendimiento ha sido irregular, y su elevado salario despierta dudas sobre su permanencia. Alaba tiene contrato hasta 2026, pero su situación es delicada.

La situación actual revela que el Real Madrid no puede permitirse decisiones apresuradas. Con la temporada aún en desarrollo, cada movimiento cuenta para definir quién se queda y quién se va.

La conclusión de la temporada será clave para determinar el futuro de estos jugadores y para replantear las estrategias del club ante los desafíos que se avecinan.