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El exentrenador del Estudiantes habla tras su sorpresivo despido: "No merecía un trato así"

2025-03-29

Autor: David

El pasado 17 de marzo, el mundo del baloncesto en España se enfrentó a una decisión inesperada y desconcertante. En un movimiento que ha dejado a muchos boquiabiertos, el Movistar Estudiantes, un club con una rica historia y que desde su descenso a la Primera Federación luchaba por retornar a la ACB, despidió a su entrenador, Pedro Rivero.

Rivero, un destacado entrenador segoviano de 45 años y un conocido especialista en ascensos, dejó su huella en equipos como Zaragoza, Murcia, Alicante y Ourense, además de llevar al Estudiantes a una final de la Final Four de ascenso la temporada anterior. Sorprendentemente, fue despedido durante la 25ª jornada, cuando el equipo ocupaba el segundo lugar de la tabla, habiendo cosechado tres derrotas y siete victorias consecutivas.

El Estudiantes parecía marchar hacia el éxito: estaba a un solo triunfo del líder San Pablo Burgos, tras haber perdido solo tres partidos por márgenes ajustados. Rivero había sido reconocido por su labor como el mejor entrenador en diciembre y febrero. Sin embargo, su despido dejó a muchos en estado de shock, incluida la comunidad baloncestística, con exjugadores como Juancho Hernangómez mostrando su incredulidad en redes sociales.

El nuevo entrenador, Natxo Lezkano, debutó en un partido donde el Estudiantes sufrió una derrota aplastante (90-73) ante el Monbus Obradoiro, el club con el presupuesto más alto de la liga. Esta situación solo añade más dudas sobre la decisión tomada por el club.

Unas semanas después de su destitución, Rivero decidió hablar con MARCA para expresar su malestar. Aún sin entender el motivo de su despido, Rivero relató que recibió la noticia a través de su agente, quien le informó del despido tras una victoria ante Palencia. "Nadie del club me ha contactado para ofrecerme explicaciones más allá de un mensaje genérico de agradecimiento", comentó Rivero, mostrando su frustración ante la falta de comunicación.

Si bien se barajaron diversas razones, Rivero aseguró no haber tenido una conversación directa con la directiva que justifique la decisión. Reflexionó sobre el manejo de situaciones en un equipo, enfatizando la importancia de la comunicación y el diálogo directo entre los miembros del club. "Creo que el trato que recibí no fue apropiado".

Además, se detectó una presión acerca del uso de Jayson Granger, un veterano destacado del equipo. Rivero defendió su decisión de darle tiempo de juego, argumentando que tener al mejor jugador en la cancha es crucial en momentos decisivos.

Sobre su futuro, Rivero expresó su deseo de volver a entrenar, aunque no descartó que prefiera tener un nuevo reto en la ACB que lidiar con las ausencias en su carrera. "Me alegraría por los jugadores si lograran un ascenso, pero para mí también sería una herida saber que podría haber estado en ese camino".

En resumen, el despido de Pedro Rivero ha generado más preguntas que respuestas, dejando una estela de desconcierto en el baloncesto español que requiere atención para seguir la evolución de este emblemático club.