
El futuro incierto de la comunidad benedictina en Cuelgamuros: ¿Es este el fin de una era?
2025-03-28
Autor: Francisco
El Gobierno socialista se enfrenta nuevamente a un dilema con la Iglesia católica. A pesar de las promesas realizadas en los últimos cinco años de expulsar a la comunidad benedictina de Cuelgamuros, ahora se confirma que podrán permanecer en el Valle. Este acuerdo con El Vaticano, que se dio a conocer recientemente, contradice las intenciones del Ejecutivo de resignificar el monumento, conocido también como el Valle de los Caídos.
Fuentes del Ministerio de Presidencia, bajo la dirección de Félix Bolaños, han indicado que la decisión de mantener a los benedictinos en el complejo se tomó porque “no había alternativa”. A cambio, el Gobierno recibirá luz verde para lanzar un concurso internacional sobre la remodelación del complejo, que incluyen cambios significativos en su estructura y presentación. También se ha anunciado el relevo del prior Santiago Cantera, quien ha estado en el centro de controversias y tensiones en torno al papel de la comunidad en la historia reciente de España.
En la reciente conversación entre el Papa Francisco y el presidente Pedro Sánchez, se abordaron dos temas clave: las indemnizaciones a las víctimas de abusos y la continuación de la permanencia benedictina en Cuelgamuros. Mientras esas cuestiones siguen abiertas, el Gobierno menciona que son negociaciones diferentes que no afectan al acuerdo sobre la comunidad religiosa. Por otro lado, los obispos han manifestado su negativa a colaborar económicamente en la compensación a las víctimas, lo que ha suscitado críticas por la falta de acción efectiva.
La historia de la comunidad benedictina en Cuelgamuros se remonta a 1957, cuando se estableció la Fundación de la Santa Cruz del Valle de los Caídos bajo el régimen franquista. Este lugar fue concebido para rendir homenaje a los caídos durante la Guerra Civil, pero su legado está rodeado de controversia debido a su conexión con el franquismo y las numerosas alegaciones de abusos. En 2020, la entonces ministra de Memoria Histórica calificó esta presencia como incompatible con los planes de resignificación del monumento. Sin embargo, la comunidad religiosa ha mantenido firmes sus posiciones, reafirmando su relevancia en el lugar.
El actual ministro de Políticas Territoriales recordó que su intención es convertir el lugar en un centro laico que explique la historia de la Guerra Civil y su posterior efecto en el país. Sin embargo, los benedictinos han mostrado resistencia, y su prior, que ha estado vinculado a la política conservadora, también ha sido objeto de críticas por su rechazo a la exhumación de Franco.
La situación se complica aún más, ya que el Gobierno ha revelado planes para cambiar parte de la basílica y ofrecer una entrada alternativa para quienes deseen visitar el complejo sin participar en los servicios religiosos. La Archidiócesis de Madrid, por su parte, ha declarado que el único acuerdo firmado es el de la permanencia de la comunidad benedictina, asegurando que la Basílica no será desacralizada, una decisión que ha generado diversas reacciones entre la población y grupos defensores de la memoria histórica.
Mientras tanto, más de un centenar de víctimas que buscan justicia continúan insistiendo en que la Iglesia no está realizando las reparaciones necesarias, creando así un ambiente de desconfianza y frustración. Testimonios desgarradores han surgido en el contexto de estos procesos eclesiales, donde se culpa a algunos monjes de abusos sexuales en el pasado.
Esta realidad nos deja con una pregunta inquietante: ¿Qué pasará con la comunidad benedictina en el Valle de Cuelgamuros? A medida que el Gobierno intenta llevar a cabo su plan de resignificación, la historia escrita en Cuelgamuros no ha terminado, y las voces de aquellos que buscan justicia siguen resonando más fuertes que nunca.