El hermano del presidente Sánchez sorprende en el estreno de 'Carmen' y desata la polémica
2024-11-24
Autor: Ana
En una fría noche de sábado, el teatro López de Ayala en Badajoz se llenó de expectación y, en un giro inesperado, el hermano del presidente del Gobierno, David Sánchez Castejón, que se presenta artísticamente como David Azagra, hizo su aparición en el evento. Su llegada, envuelta en misterio, se produjo justo antes de que comenzara el espectáculo, cuando accedió al teatro por una puerta interna, lo que sugiere que había estado en los camerinos con el elenco y la producción.
La noche marcó el estreno de la ópera 'Carmen', parte del aclamado programa Ópera Joven, que dirige Azagra. A pesar de la tumultuosa situación judicial que enfrenta, imputado por cinco delitos de corrupción, él se mostró sorprendentemente tranquilo mientras ocupaba su asiento en la fila 12, acompañado por Ricardo Cabezas, el diputado de cultura, y Paloma Morcillo, la directora del teatro.
Durante la velada, David Azagra fue accesible y permitió que la prensa capturara algunas imágenes. Cuando se le preguntó si su presencia generaba expectativa, respondió con desdén: "No, en absoluto. 'Carmen' es la tercera ópera más representada de la historia del género y eso tiene muchísima fuerza". Este comentario refleja la importancia cultural del evento, que no solo destaca la existencia de músicos de Badajoz, Mérida, Montijo y Valdelacalzada, sino también de reconocidas figuras nacionales.
En medio de una investigación que abarca presuntos delitos, como malversación y tráfico de influencias, Azagra se mantuvo firme y presentando una imagen de calma. La controversia que rodea su persona contrasta con el objetivo del programa Ópera Joven, que Azagra coordina desde su lanzamiento en 2019, buscando acercar la ópera a un público más amplio, especialmente entre los jóvenes.
La versión de 'Carmen' presentada esa noche fue un vibrante canto a la libertad, donde la protagonista reafirma su derecho a decidir sobre su vida, desafiando los estereotipos de su tiempo. El evento fue un recordatorio no solo de la riqueza cultural de la región, sino también de la complejidad de la vida pública, donde el arte y los escándalos pueden entrelazarse de maneras sorprendentes. La presencia de David Azagra en este contexto podría ser interpretada como un símbolo de los desafíos que enfrenta la política contemporánea.